Estos meses, que se han convertido en años, he vivido en un fin de semana sin fin (como la canción de Quiero Club). Eso es bueno por muchas razones, entre ellas, me he dado la oportunidad de tomarme el tiempo para hacer lo que se me antoja hacer en ese momento. Eso implica que evite presionarme por el
delay monster (aunque es inevitable que aparezca). Si hay días en los que no siento ganas de hacer ejercicio o de hacer lo que había planeado hacer una noche anterior, no lo hago y hago lo que me apetece en el momento.
Esta actitud surgió porque desde el inicio de la pandemia me metí la idea de que esta situación no se iba a volver a repetir en la vida y tenía que aprovechar la oportunidad para hacer esas cosas que no se pueden hacer en la vida como la conocíamos, dormir muchísimo más, no presionarme con el tiempo, darme la oportunidad de no hacer nada, de hacer mucho o de hacer lo que se me antoje en ese día. Todo esto para llevar la contraría a ese terrible comentario que estuvo circulando en redes: si esta cuarentena no haces lo que la sociedad considera como productivo, eres una basura. Bueno, no decía exactamente eso, pero esa era la idea. En fin, llevarle la contraria a este tipo de comentarios fue una forma de protesta contra el
stay fucking
home que al inicio se me hizo una forma clasista de enfrentar la pandemia.
Pero así como hubo cosas buenas a partir de esa decisión, también hubo problemas, y el que más me pesa en este momento es que dentro de mi privilegio de hacer otras cosas que no sean "productivas", perdí en control, el tiempo se me fue de las manos y ahora no tengo autoridad sobre él en ningún sentido. Mis horas de sueño y comida son de acuerdo con lo que mi cuerpo sienta en el momento, no tengo tiempos establecidos para ninguna de las actividades que hago (con excepción de mis clases y trabajo) y mi habito de llegar tarde se ha exacerbado hasta el punto de no llegar.
En pocas palabras, no logro hacer mi vida de entre semana, todos mis días han sido como un fin de semana y no logro poner fin.
Es por esto que me he dado a la tarea de comenzar de nuevo y para esto estoy maquilando la idea de tener rutinas y convertirlas en rituales, asignarles simbolismos que me ayuden a volver a la vida entre semana. Además, tengo la ventaja de que puedo modificarlos y hacerlos como más me plazca con el conocimiento que me da dejado la pandemia sobre mi cuerpo.