viernes, 9 de septiembre de 2016

Segunda actualización de Julio 2016

Estas dos últimas semanas han sido interesantes.

La semana antepasada me hablaron de Crédito Real para ofrecerme trabajo, estuve yendo a entrevistas y ayer firmé contrato ¡Yei! Está super genial porque quería (con todas mis fuerzas) entrar a trabajar ahí. Mañana comienzo a laborar ¡Yei! Es un trabajo súper, así que estoy contemplando la idea de estudiar y trabajar al mismo tiempo, porque no quiero desperdiciar una oportunidad de trabajo así porque (aparte de que me costó trabajo entrar), es un buen empleo, con un buen sueldo y buenas prestaciones (considerando que no sé hacer casi nada).

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El sábado de esa semana fue la despedida de Isis que se nos fue a Chile a estudiar. Regresará en seis meses, lo que indica que para cuando regrese podremos volver a jugar tocho juntos. Y eso también me da tiempo para volver a agarrar el nivel que tenía.

 
Sunday was the day I wished her luck. (Do not worry, I wasn't playing, it's just my coahing outfit) 

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Hablado de esas cosas, el martes fui a hacerme unos estudios que ya tenía programados desde hace casi un mes para seguir con el tratamiento post cirugía. En el maldito ultrasonido salió que tenía una hemorragia en el mismo ovario en el que me operaron. El doctor que me hizo el estudio y la doctora a cargo me dijeron que tenía que bajar con mi ginecóloga para que me diera un diagnóstico y con ello una solución pero, los malditos (sin la intención) me asustaron cañón porque me dijeron que la única manera de arreglarlo era con operación y que entre más pronto mucho mejor. De hecho, el doctor me dijo que lo mejor era que la doctora ordenara que se me internara ese mismo día. MORÍ DE MIEDO, FRUSTRACIÓN, #MEJORMEPINCHESMUERO. Fue lo peor de la semana, lo peooor. ¿Otra vez internada? ¿Otra vez cerca de nuestras vacaciones planeadas? ¿Otra vez? ¿OTRA VEZ? Realmente no puedo explicar toooodooo lo que pasó por mi cabeza ni todooo lo que sentí en ese instante. Por un momento pensé que lo mejor era morir, literal. Fue horrible. Le hablé a mi padre, lloré desconsoladamente, no quería volver a entrar al hospital ni siquiera al baño. Tardé casi una hora para armarme de valor para volver a entrar a ver mi ginecóloga (porque todo estaba en el mismo hospital). Tenía esa tonta sensación de querer huir, tonta, muy tonta porque eso no iba a solucionar nada.


Mi padre y yo estábamos muertos de miedo y frustración. Indescribible.


Pasé a urgencias, esperé una eternidad porque como no me dolía nada, me dieron un código de color azul que indicaba que mi emergencia no era de tan urgencia. Fue cambio de turno y, como en la vez pasada, me fue mejor en el turno vespertino porque me atendieron primero (a pesar de que tenía un código de color azul). La doctora a cargo vio mis estudios, me revisó y me dijo que no había nada de qué preocuparse, que era normal porque mi periodo estaba cerca. La verdad es que aún tengo mis dudas pero eso ya lo checaré cuando tenga mi consulta con mi ginecóloga. En fin, entre Fredo y yo nos convencimos de que todo estaba bien y que nada malo iba a pasar, aunque, como ya dije, aún tengo mis dudas y aún tengo un poco de temor.


Fred y yo estábamos muy acelerados después de salir de urgencias, seguíamos muy nerviosos. Así que Fred me invitó a comer al Applebee's de Lindavista (nos quedaba súper cerca). Disfruté muchísimo mi comida, no se imaginan cuánto la disfrute. Pinche susto.

Después fuimos al cine a ver Independen Day (muy mal), y ese mismo me llamaron del trabajo para avisarme que mi contrato ya estaba listo. ¡Cuántas emociones en un solo pinche día!

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El miércoles fue la presentación del Problema Eje de Gabriel. Fue emocionante, promedió 9.5 de calificación. Fue un evento muy importante para la familia, sobre todo por lo que ocurrió hace un mes y, porque es un gran peso el que se quita de encima, yo aún recuerdo lo que se siente terminar la prepa y saber que no volverás a pararte ahí. Aunque ahora lo veo con nostalgia, la prepa fue una muy chida etapa.


En la tarde fuimos a cenar al Applebee's (otra vez) de Fórum. Y Rub nos dejó las llaves de Mr. Blue porque Fred necesitaba adaptarse a él para nuestro viaje a Tuxpan el finde.

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El jueves le pegué a un carro con Mr. Blue. ¡Jaja! Morí de pena, quería esconderme en cualquier lugar para que nadie me viera, ni mis vecinos (porque fue en la esquina de mi casa), ni mi padre que me envió a estacionarlo, ni mis hermanos, ni el dueño del carro al que le pegué. ¡Pffff! Le avisé a Rub, le hablé al seguro y ya. Llegó el seguro, lo solucionó y me fui a esconder al cuarto de Gabriel. Obvio, todos en mi casa se burlaron de mí.

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El viernes fui al juego de Velociraptiors y el sábado emprendimos nuestro viaje a Tuxpan.


Tuxpan es un lugar súper relajado, es mentira eso que dicen que con la nueva carretera (132D) llegas a Veracruz en 3 horas, en realidad son 3.45, casi 4 horas.






No es mi mejor foto pero esto explica lo felices que estábamos. 








martes, 5 de julio de 2016

Planes para último semestre 2016, Tepoz, Aca y crudarks


Esta es una actualización de lo que he hecho y lo que tengo planeado hacer en el segundo semestre del año.

Fue un primer semestre muy largo y pesado, perooo, todo se está desvaneciendo poco a poco. Después de nuestro pequeñísimo viaje a Tepoztlan, todo comenzó a mejorar. De hecho, estoy segura de que fuimos en el momento ideal porque ya había pasado la tempestad y estaba a punto de comenzar una nueva etapa con mi familia. También creo que fue el lugar perfecto porque pude estirarme en la pirámide del Tepozteco, la parte más alta de Tepoztan, el pueblo mágico lleno de cosas espirituales y misteriosas.

Rub y yo a la mitad del Tepozteco


Después de nuestra escapada a Tepoztlan (para aliviar el alma), planeé mi vida para lo que resta del año: 

  1. Tramitar cambio de carrera, división y unidad.
  2. Terminar la posible última práctica de laboratorio de mi vida. 
  3. Entregar a mi equipo la práctica de lab de plantas y avisarles (a ellos y mis profesoras) que no seguiré el curso el resto del trimestre.
  4. Sacar mi nuevo carnet y seguir el proseso post cirugía.
  5. Estudiar (una semana) para el examen de cambio de carrera.
  6. Disfrutar Acapulquito.
  7. Hacer un plan de estudio (acomodar mis materias) chingon por si no me quedo en Estudios Socioterritoriales.
  8. Buscar trabajo de verano (por dos meses), plazo limite: 12 de Julio. Trabajar 
  9. 12 de Septiembre, volver a la universidad. 
Estoy en el paso 8 de 9, mi plan está casi concluso. Sigo en busca de trabajo, bueno, en realidad ya no estoy buscando porque hay muchas ofertas, más bien, estoy viendo en cuál me quieren y cuál quiero. Actualicé mi CV en OCCmundial, Bumeran, Indeed y Linked in y, aunque no lo crean, estas páginas sí sirven para encontrar trabajo porque hoy me hablaron para un trabajo bilingüe de servicio a cliente para una compañía estadounidense que se encarga de dar créditos para carros. Mañana tengo entrevista y estoy nerviosa porque mi inglés está muy, muy, muy oxidado. 

Sí me gustaría quedarme, su oferta es muy buena pero, no sé. Cuando comencé a buscar trabajo (apenas este lunes) fui a Atento, mi primera opción fue para el puesto bilingüe, me hicieron examenes y en gramática saqué el 50% y ellos requerían mínimo el 70%. ¡Pfff! Me ofrecieron una vacante para AT&T de semi ventas, pero obvio no. 

En fin, mientras todo esto pasa, estoy volviendo a la normalidad: menos drama, más felicidad y productividad. Me da gusto sentirme así porque de verdad me sentía como una poposita, chiquita y mal hecha. Era muy huraña (palabras de Pepito), y no quería salir ni estar con nadie, sólo con mi super pequeño circulo de personas. No tenía ganas de soportar a la gente, a nadie. Después de Tepoz, todo cambió. 

También fui a Acapulco con Rub, Mitzi y su papá. Me la pasé super tranqui, comí mucho y muy rico, el mar estaba en todo su esplendor con su famoso y anual "mar de fondo" y me sentí como si estuviera en otra playa, no lo reconocí, estaba super azul con super olas y completamente solo. Me encantó, disfruté mucho mi viaje. Comimos en Texas Ribs y ¡qué delicia! También probamos las famosas y locales tortas rellenas que fuimos a buscar al Mercado de la Progreso. Sacamos nuestras tarjetas del ACAbus. Somos felices.

Barra Vieja, Acapulco. Con su fenómeno: mar de fondo y la prueba de que la playa estaba vacía.


El sábado pasado tuve la peor cruda de mi vida, vomité en la calle, (con eso ya dije todo) ¡iug! Pero el viernes me la pasé increíble con mis amigos, estoy enamorada de todos ellos (excepto de Marco). Los amo mucho, me hacen reír, bailar, saltar, reír, estar centrada, reír. No hay palabras para explicar cuánto los amo. July, Pepito, Mey, Fredo, Roobie <3 Conocí a Aron y también me cayó super.

Fuimos al Real Under, no lo conocía y que quería ir porque lo habían recomendado mucho en timeout y porque escuché un Mandarax al respecto. Y claro, porque somos darks.


Fred para cuidarnos, Mey para hacerme sentir segura, Carlitos para vivir la vida loca, July para empedarks, y todos para el disfrute.


viernes, 13 de mayo de 2016

Yo, los hospitales y las bolas de estambre

Entonces, hace mucho tiempo que no escribo nada de nada. Nada me inspira para escribir, cada día mi mente tiene más y más líos y bolas de estambre que deshacer pero, lo evito. Evito pensar en muchas cosas e imagino que si no las pienso desaparecerán pero, el problema es que me pican la cabeza de cuando en cuando y no desaparecen y sólo me incomodan.

No hay que perder de vista que este año me ha ido de la chingada. En lo que va del año, he estado tres veces en el hospital por diferentes causas. Esta última vez, entré en pánico y salí corriendo (literal) porque no soporté estar en ese ambiente otra vez. Sólo de pensarlo me siento mal. Es horrible estar en un hospital, de cualquier manera.

La primera vez que estuve involucrada con un hospital fue cuando mi abuelito Felipon (así le decíamos de cariño) falleció. Estuve afuera del hospital porque no dejaban pasar niños (aun o sé si eso era verdad o mi mamá no quería que lo viéramos en esas condiciones) pero, recuerdo con claridad cómo me imaginaba entrando a su cuarto y arrojandome sobre él para darle un abrazo y después, mostrarle la carta que le había hecho. Imaginaba el cuarto blanco, con mucha luz, él cerca de la ventana y con flores a un lado. También, imaginaba su fiesta sorpresa cuando regresara a casa. Imaginé los adornos y planeaba cuáles iba a hacer yo. Nunca regresó a casa.

Recuerdo, también, que mi mamá estaba preocupada por cómo decirnos la noticia; pero, a pesar de ser niños, sabíamos lo que había pasado, sin que nadie nos lo tuviera que decir. A pesar de eso, esperamos a que mi mamá pudiera hablar y nos lo dijera con sus propias palabras. Estaba casi incontrolable, lógico, el papá que más la procuraba había fallecido y, al mismo tiempo, temía que nosotros sintiéramos lo mismo que ella y, su labor de madre era ahorrarnos ese pesar. Yo lo sabía, o al menos sospechaba que eso era lo que sentía, así que, después de darnos la noticia, le dije: no te preocupes, a mí no me duele tanto. Ese fue mi más grande fucked up en una situación tan delicada, y también, mi primera experiencia relacionada con un hospital.

Después, nació mi prima Belén. Recuerdo que mi tío Chuy estaba muy preocupado por ‘no recuerdo qué’ pero el proceso de alumbramiento no había sido de 'a' a 'b'. Seguía siendo pequeña y sólo me quedé en la planta baja del hospital.

A mis veinte un años comenzaron las experiencias fuertes relacionadas con hospitales. Dos días después de mi cumpleaños 21, nació mi hermanita y me hice responsable de todo el papeleo y todo lo relacionado con el hospital. Fui la única que subió a piso a ver a mi mamá y también vi los restos de sangré cuando pasé a recoger sus cosas. Esa fue la primera vez que sentí miedo adentro de un hospital. Pero era más mi emoción por ser, por primera vez, el adulto responsable a cargo de la situación, que opacó completamente ese sentimiento "raro" de preocupación y miedo.

Después, siguió mi racha de visitas a hospitales cada medio mes. En marzo falleció mi abuelita, y fue la primera vez que entré a la sala de urgencias de un hospital, lástima que se trataba del ISSTE, donde las condiciones son deplorables. Nueva sensación: jodidez. 

Aún tengo muy fresco todo lo que pasó en mi visita, recuerdo cómo me molesté con mi familia porque querían que estuviera ahí con ellos todo el día a pesar de que no podía pasar a ver a mi abuelita. Recuerdo cómo me pidieron que le diera mi espacio de visita a la señora que le iba a dar la comunión. Recuerdo que estuve un día y medio esperando que mi mamá y mi tío se pusieran de acuerdo para dejarme entrar. Recuerdo que me enojé porque no fui a mis Chapters de Women in Sciences de Epic Queen. Recuerdo que cuando empezaron a llamar para visita, olvidé el nombre completo de mi abuelita. Recuerdo que estaba nerviosa porque llevaba muchas cosas que mi familia quería que le mostrara a mi abuelita. Recuerdo todo lo que me dijo y me pidió, en especial, recuerdo que me contó que mi abuelito había ido en la mañana para regañar a los enfermeros que no estaban haciendo su trabajo. La recuerdo. Recuerdo sus historias de juventud y cuando Pedro Infante trató de darle un bombón en la boca cuando caminaba sobre la Alameda. Recuerdo lo grosera que era al no ir a visitarla y ahora, ese sentimiento de deber ya no existe. Recuerdo cómo planeé gravar esas historias que le gustaba contarme y que me gustaba escuchar. Recuerdo cómo planeaba salidas al cine o a otros lugares que por falta de dinero y tiempo nunca hice. Recuerdo que nunca le dije nada de esto. Recuerdo que salí con ganas decirle a mi familia que eran unos dramáticos porque mi abuelita se veía y estaba bien. Recuerdo que esa noche me hablaron para avisarme que se había ido. 

Nunca me habían notificado algo tan crudo y cruel. Fue la primera vez que yo le avisé a alguien sobre la muerte de un familiar. Comencé a temblar de los nervios y lloré porque tenía miedo. 

Porque por alguna extraña razón es un sentimiento fuerte y sin descripción.

Quince días después, tuve mi primera vez en infinidad de cosas, otra vez. Y a pesar de que ya escribí al respecto, aún tengo un nudo en la garganta cada vez que mi mente profundiza en el hecho de que pude haber muerto y sin embargo estoy aquí. Tengo una serie de preocupaciones y de asombros todos los días. Vivo con una cicatriz que aún no sé qué tiene que recordarme, una cicatriz que aún no quiero estigmatizar con una enseñanza porque aún no sé cuál es. Y todos los días pienso en cuál podría ser la moraleja de la historia y todo se complica porque sigo siendo, de alguna forma, esa estúpida niña grosera que no valora muchas cosas. Trato, pero a veces lo olvido. 

Aunque, creo que dos cosas cambiaron: ahora cuido un poquito más mi alimentación y soy mucho más amable y agradecida con las personas, porque me di cuenta de cuántas son las personas a las que les importo y me aman y, pienso que hasta que trabaje y los pueda invitar infinidad de veces a comer o comprarles muchas cosas lindas, no habrá manera de agradecer. 

Mucha gente ve este tipo de cosas como segundas oportunidades y así, pero no quiero ser una cursi de la vida y la muerte.

Y para finalizar (lo escribo con la esperanza de que realmente finalice), mi abuelito va al hospital de urgencia. 

Como una forma de comenzar a hacer lo que acostumbraba (y porque mis hermanos son unos completos imbéciles para arreglar cosas), me ofrecí a hacer todo el papeleo para el hospital. Me costó trabajo porque había trámites que tenía que hacer especificamente mi padre, y fue  difícil sacarlo a hacer algo que no le gusta.

De los cinco días que mi abuelo lleva en el hospital, hoy dediqué todo un día para ir a visitarlo. Mi decisión fue mala porque hoy tenía cosas importantes que hacer en la escuela y, por no hacerlas, me perjudicaran a la larga. Pero, al final, fue hoy.

A parte de lo hormonal, me siento triste por cómo está mi abuelito. Siempre fue muy regañón y regularmente me escondía de él porque no quería que me dijera cosas o me pusiera a hacer quehacer. Nunca tuvimos una conversación fluida porque le tenía miedo pero, fue después de mi operación que me sentí con la obligación de llevarlo al  hospital para que lo revisaran. Hoy no quería estar en el hospital, no me sentía cómoda. Antes de entrar al cuarto, casi colapso en llanto. 

Todas mis experiencias en hospitales estaban en el marco de la puerta de la habitacion. Todos los sentimientos estaban en los pasillos, deambulando junto con enfermedad. 

No quería ver el cuarto, ni la camilla, ni las batas, ni las mesas de comida, ni las lámparas, ni las ventanas. No quería ver a los enfermos, no quería ver la vejez de mi abuelito.

Volteé a ver el pasillo donde estaba el elevador. Sí, lo pensé pero, tomé una bocanada de aire y entré al cuarto.

Nunca había hablado tanto con mi abuelo, hablamos de muchas cosas. Lo observé, jamás lo había observado tanto como hoy: su piel blanca, sus manchas cafés de vejez, sus ojos casi sanos, su cabello abundante y cano. Es un viejito guapo, presentable y macizo. Su esqueleto es tan ancho que no se nota su anemia. Lo observé y no mostré otro gesto de cariño, sólo mi mirada. Olvidé los problemas y lo difícil que sería esta nueva etapa si regresa a casa, sólo quería, deseaba que estuviera bien, que se sintiera querido. A pesar de eso, no lo abracé. 

Es fuerte recordar detalles, detalles que causan emociones. Es difícil vivir con esos detalles.


Una de las cosas que más me conflictua es que las personas más cercanas a mí (que no son mi familia), no entienden todo este drama y, me gustaría que alguien a quien admire por la forma en la que resuelve su vida, me aconsejara, indirectamente, lo que tengo que hacer y, aunque suene patético, lo que tengo que sentir. Es un desmadre crear tus propios criterios, pensamientos y recuerdos de experiencias tan complicadas. Complicadas porque involucran una infinidad de sentimientos encontrados. Aunque no todo ha sido bolas de estambre, también, se han desarrollado días felices encima de los días complicados y eso me hace sentir que mi buena suerte aun no desaparece por completo.


domingo, 27 de marzo de 2016

Power Reset

Es ese momento del año en el que me toca escribir mucho. Siempre el primer trimestre del año, siempre.

El domingo fui al hospital y me operaron de urgencia porque tenía tres cuartos de sangre en mi vientre y no sabían qué lo estaba causando. Recuerdo absolutamente todo, desde el momento en el que me levante hasta el día que me dieron de alta. Sigo en shock, aun no creo que algo así me haya pasado, que tendré una cicatriz gigante (en mi parte ex-favorita del cuerpo) por el resto de mi vida y que estaré veinte días guardada en un lugar muy muy alejado de la civilización hasta que me cure, sin poder hacer lo que me gusta: estar con Ruben, salír, hacer cosas super cool, conocer lugares nuevos, estar con mis amigos, correr, jugar tocho, ir al Depo, y disfrutar mi amada CDMX. Me siento frustrada, inútil, cansada, triste. Mal.

Cada día estoy mejor físicamente, fueron días muy duros porque básicamente me hicieron un power reset: me abrieron, me movieron casi todos mis órganos para limpiar la sangre regada, me quitaron parte de un ovario y el foliculo que estaba causando la hemorragia, me cerraron, estuve dos días sin comer y no pude caminar hasta un día después de la operación. ¿Así de mierda es cada vez que te operan?

En Grey's Anatomy lo pintan más bonito.


Para explicar mejor cómo me siento, empezaré a contar desde un día antes, porque fue uno de mis días perfectos preferidos.

Sábado 19 de marzo del 2016.

El viernes en la noche me quedé con Roobie después de haber ido a casa de Mike a preparar pizza y a beber cerveza. Nos despertamos temprano, nos bañamos, fuimos al súper, comimos unos chilaquiles súper picosos, pasamos por Jimena (la abuelita de Roob nos salvó de una infección estomacal al lavar las naranjas y cortarlas higiénicamente -IRONÍA-). Fuimos al partido y fue el mejor juego que he jugado en mi vida. Por primera vez en todo mi tiempo de jugadora (un año), me sentí parte de un equipo a toda madre, entregado, inteligente, divertido, entrón: a toda madre. Y también me sentí súper chingona desarrollando mi papel de quarterback. Ganamos el partido y, presumo que apenas nos completamos 6 de las 7 jugadoras que debíamos ser, aunque a veces éramos 5 porque Aiko salía a cuidar a sus hijos, y aún así, ganamos y nos la pasamos súper padre.

Después del partido fuimos a comer a los Abanicos (mi segundo lugar preferido de tacos) y en la tarde-noche estuvimos en casa de Carlitos platicando de lo genial que está nuestro equipo, de la buena dirección que ha tomado Velociraptors, de las cualidades y lo buenas que son cada una de las jugadoras, del trofeo que vamos a ganar este torneo, etc. Después de sentirme un poco incómoda de tanto alago, nos fuimos a dormir sin puta idea de lo que estaba por venir.


Domingo 20 de marzo de 2016.

Me desperté a las 9:20 de la mañana, fui al baño como es normal todas las mañanas, con la peculiaridad de un dolor en el vientre. No lograba identificar el dolor. Me volví a acostar con la esperanza de que fuera pasajero y desapareciera pero, se volvió más intenso. Ruben se levantó a mover el carro. Lo primero que pasó por mi cabeza fue que se me había roto la vejiga. Busqué en Internet los síntomas pero, antes de empezar a leer, llegó Ruben y le dije cómo me sentía. Él reaccionó de la misma forma que yo al principio: me pidió que me recostara (esperando que pasara el dolor). Me volví a recostar, pero sólo por un momento porque, el dolor era cada vez más incomodo. Me ofreció llevarme al Similares pero le dije que mejor me llevara a urgencias, sugirió la Clínica 25, que es el hospital que me corresponde del Seguro Social. Mientras todo esto pasaba, mi subconsciente me decía que no era nada grave y que al final, íbamos a pasar un domingo perfecto. La más grande traición de mi subconsciente. Mientras Ruben estaba en el baño, se me bajó la presión y aunque me sentía fatal, seguí vistiéndome porque lo que quería era llegar pronto al doctor para que me dijeran qué demonios era ese dolor desconocido. Fui por un yogurt para que el azúcar se me estabilizara. Tomé mi celular, mi cartera, nos subimos al carro y no paramos hasta llegar al hospital.

Antes de salir de la casa de Rub, le hablé a Fred para decirle que me sentía muy mal, que iba a ir a la 25 y que necesitaba que llevara mi carnet.

Llegamos en menos de una hora y ahí ya estaba mi padre, esperando con mi carnet. Me bajé del carro y Ruben se fue a estacionar mientras nosotros nos metiamos al hospital.

Una vez en la vida traté de entrar a urgencias en la 25 pero no funcionó porque había demasiada gente. Por aquella vez y porque siempre que paso por ahí hay muchísima gente, me mentalicé a que iba a perder todo mi día en el hospital. 

Afortunadamente, no había tanta gente.

La policía de la reja nos dio indicaciones: primero vayan a que evalúen su urgencia y de ahí, ellos les indicarán qué hacer. Me formé para la evaluación mientras Fred se formó para el trámite. Unos doctores me hicieron unas preguntas sobre mi urgencia y dolor, después me mandaron a la ventanilla donde estaba Fred para meter mis papeles para que un doctor me atendiera. El tramite fue rápido, nos tomó como unos 20 minutos. 

Mientras esperábamos a que me llamara el doc, Ruben se asomaba por las rejas, fue la última vez que lo vi ese día.

No esperamos mucho, porque como dije, había poca gente. Fredo y yo creíamos que sólo era una infección en vías urinarias, de hecho, él estaba tan seguro que sólo era eso que quería apostar mi boleto para la premiere de Batman VS Superman. Hubiera perdido. Tontos, siempre pensamos que cosas así, inesperadas, sólo pasan en películas o, a las demás personas, pensamos que nunca nos pasará a nosotros.

Cuando me llamaron, entré como a una tipo sala que se dividía en dos: en la entrada estaban tres escritorios con sus respectivos médicos y sus maquinas de escribir. En una esquina estaba una camilla con cortinas. Del otro lado del cuarto estaban los enfermeros con sus gabinetes llenos de medicina, rodeados por unas sillas reclinables con números en papel.

No recuerdo el nombre del doctor pero me hizo unas preguntas y me revisó el estómago: salté, moví mis piernas en todas las direcciones, me presionó en todos los lados del estomago y, en todo los casos me dolía. Hizo pasar a mi papá y le explicó que me tenía que quedar en urgencias para hacerme unos exámenes para saber si era una infección o, en el peor de los casos, mi páncreas. Firmamos.

Me tomaron rayos x, fui a hacer pipi para estudios de orina, me sacaron sangre para más estudios y, al final, me dejaron suero. Todo eso nos tomó una hora, aproximadamente. Cuando me metieron la aguja para sacarme sangre, se me bajó la presión (otra vez) y, el doctor, que al mismo tiempo atendía a otro paciente, les dijo a los enfermeros que me metieran un shot de glucosa. Me sentí mejor.

Los enfermeros me hicieron elegir una silla y elegí la que estaba cerca del doctor que me atendió (para hacer preguntas y escuchar las urgencias de los demás pacientes y obvio, por si las dudas).

Sabía que la espera para los resultados iba a ser larga, así que me entretuve haciendo preguntas y comentarios a los enfermeros porque estaba aburrida y un poco asombrada, y necesitaba entender para qué me hacían todos esos estudios si, según Fred, sólo tenía una infección en vías urinarias. Estaba nerviosa, obvio, no sabía que tenía.

Fue el cambio de turno y pensé 'seguramente los de la tarde son peores médicos que los de la mañana' (porque en Grey's Anatomy me enseñaron que dependiendo tus calificaciones como estudiante de medicina es en el lugar y turno en que te colocan y obvio, la Clínica 25, lugar para una película zombie, no era un hospital prestigioso, ergo, los doctores no son prestigiosos) pero, en cuanto comenzaron a llegar los doctores y los enfermeros del turno de la tarde, me empezaron a revisar y a preguntar todo, una y otra vez, en ningún momento me dejaron sola.

Llegó  Diego, el primer doctor que me atendió en la tarde, estaba con su residente, me revisaron, me preguntaron y llegaron a la misma conclusión que el médico general: esperar resultados. Pensé que ese doctor iba a ser mi doctor toda la tarde pero no, no fue así (aunque sí estuvo en el quirófano). 

Después, llegó Andres, el mejor enfermero de todos. Uno de los personajes más importantes en esta historia porque no me dejó ni un momento sola, ni siquiera después de que me subieran a piso. Estoy muy agradecida con él. Neta, jamás había estado tan agradecida con alguien,

Cuando Andres estaba revisando mi suero, se me bajó la presión, ooootra vez. Y, ooootra vez, el médico general les dijo que me dieran otra cosa (no me acuerdo qué) y le comentó a mi enfermero que era la segunda vez que se me bajaba la presión (sin contar la de la mañana).

Mientras esto sucedía, la doctora Gabriela llegó. Me hizo más preguntas y me volvió a revisar. Lo mismo pero con un procedimiento diferente: necesitas un ultrasonido. Le habló a mi padre para explicarle qué era lo que estaba pasando y el procedimiento que se iba a llevar: su hija tiene un dolor en el vientre muy agudo y no logramos identificarlo, pueden ser varias cosas porque se le ha bajado la presión tres veces. Le vamos a hacer un ultrasonido para ver si podemos observar algo pero, para eso, la tenemos que internar, se tiene que poner esta bata

Mi umbral de dolor es muy alto y conozco muy, muy, muy bien mi cuerpo y mis dolencias pero, en esta ocasión, no tenía ni puta idea de lo que tenía, y a eso, le sumaron lo de ponerme la bata: estaba sacadísima de onda.

En ese momento me di cuenta que uno de los problemas más grandes que enfrentan los doctores y pacientes es que muchas veces, sino es que la mayoría, los pacientes no saben identificar o describir el dolor y, por lo mismo, los doctores se dirigen a un lugar que nada que ver.

Fue un cotorreo ponerme la bata porque tenía el suero y estaba nerviosa, me reía de nervios. Me dejé las pantis porque no quería que me vieran mi cleft. Después, me hicieron recostarme en una camilla a lado de una señora que gritaba exageradamente de dolor. Seguramente es hipocondríaca, pensé. Cuando estaba lista, le entregaron mis pertenencias a mi padre (incluyendo el cel con el que me tomó foto en la camilla) y me metieron al lugar de las camillas donde había muchas desocupadas y sólo había como tres pacientes. 

Llegó la doctora y me explicó: tenemos que llenarte la vejiga para que el ultrasonido salga mucho mejor. Ahí empezó la experiencia más incómoda que he tenido en toda mi vida. Llegó un doctor joven, al que había estado observando desde antes porque era torpe, se llama Carlos Fernando, vi su nombre en su gafete porque ni siquiera se presentó. Lamentablemente, él me puso la sonda. Afortunadamente, Andrés estaba ahí y le ayudó porque al parecer lo había hecho mal. Me empezaron a llenar la vejiga, mi dolor se intensificó al triple. Cuando mi vejiga se lleno de agua (no de orina), corrieron, literal, a sacarme el ultrasonido. Continúa la experiencia más incómoda que he tenido en toda mi vida. Me metieron a un cuarto con la persona más odiosa que conocí en mi estancia en el IMSS y con el "doctor" más torpe de todos: Carlos Fernando. Cuando me tocaron el vientre con la paleta del ultrasonido, el dolor era insoportable, me movía mucho y la señora del ultrasonido me dijo: si te sigues moviendo voy a tener que dejar el estudio para otra ocasión. WTF! Yo de buena gente le dije: no, te prometo que ya no me moveré. Cuando la tutee, me dijo: yo soy la doctora bla, bla, bla, como para que no le hablara de tú. Me valió, ni siquiera recuerdo su nombrecosasue no estaba concentrada. Llegó el punto en el que me dolía muchísimo que se me bajó la presión, por cuarta vez. Les dije: se me está bajando la presión, y sólo me miraron despectivamente y la señora me volvió a repetir lo de dejar el estudio para otro día mientras el otro doctorcito ni siquiera abría la boca, seguramente porque no sabía hablar. En fin, a pesar de mi sudor frío y mi debilidad, aguante como las grandes. Al final del ultrasonido, la señora le hizo un comentario al doctorcito sobre mi vientre. Le enseñó algo raro que estaba ahí, en mi pancita, y le dijo que tenía demasiado líquido en mi vientre. En ese momento supe que me iban a operar, porque la doctora le había dicho a mi padre que si había sangrado, era a huevo cirugía.

Cuando salí del ultrasonido, me abrieron la sonda para vaciar mi vejiga, pero yo no sabía que la sonda vaciaba la vejiga solita, yo pensé que tenía que concentrarme para hacer pipi. Mi papá me vio pálida (porque se me había bajado la presión) y asustada, porque sabía que lo más seguro era operar.

Me regresaron al lugar de las camillas. La doctora me soltó la sopa: ya llegaron tus estudios, tienes infección en vías urinarias y también tienes tres cuartos de litro de líquido en tu vientre (posiblemente sangre), lo cual no es normal y es demasiado peligroso. En el ultrasonido se observó algo raro y nos hace pensar en dos posibilidades: la primera (y menos probable) es que estés embarazada y el feto esté creciendo afuera de la matriz. Y la segunda (y más probable) es que ese liquido sea sangre, lo cual, representa una hemorragia interna que no sabemos qué lo esté causando. De cualquier forma, tenemos que abrir para saber qué hay y qué es lo que lo está causando para así, poder resolver el problema.

Llegó la Dra. Acosta, mi medico cirujano. Me explicó lo mismo. Le pedí que llamara a mi papá para que le explicara a él también. Moría de miedo, quería llorar. Pensaba en qué estaría haciendo si esto no hubiera pasado. Pensé en Ruben. Pensé en lo que estaba sintiendo mi papá. 

Borré todo lo malo de mi cabeza, cuando mis pensamientos se desviaban al drama, los regresaba a ese tiempo y espacio. Inconscientemente pensaba que si me tiraba al drama, cosas malas iban a pasar, algo así como lo malo atrae mal. Pensé en que si me ponía nerviosa, la anestesia no iba a funcionar. Aunque, eso no me quitaba el miedo. Moría de miedo.

Aceptamos la cirugía. Firmamos. Le dijeron a los enfermeros que me prepararán porque en 15 minutos iba a entrar a quirófano. Le pedí a mi padre que ahora sí le avisara a mi mamá y a Ruben. Sólo a ellos.

Me vendaron los pies, los enfermeros se volvieron locos, ya no estaba en las manos de Andres. Me pusieron un catéter intravenoso color naranja, me quitaron el pequeño de la mano y me empezaron a meter shots de todo. Oomeprazol, antibiótico para la infección, suero, analgésicos. Hubo un momento en el que me inyectaron no sé qué que me empezó a picar donde estaba la sonda. Me desconectaron todo y me lo volvieron a conectar. En fin, a los doctores no les importó el desmadre que se traían los enfermeros, ellos sólo me querían lista para que el camillero me llevará al quirófano. En todo ese tiempo, me preguntaban y me preguntaban mi última fecha de menstruación, mis métodos anticonceptivos y si había posibilidad de que estuviera embarazada, todo, con la esperanza de que fuera un embarazo y no una hemorragia. Lamentablemente, aunque no me creían (porque joven al fin), no había posibilidad de embarazo.

Lista para quirófano, el dolor era más intenso, le pedí a Andres (que todavía estaba merodeando por mi camilla) que me informara de todo lo que pasara conmigo, le pedí que me explicara todo lo que no entendía y que no me dejara sola. También le di las gracias a las enfermeras, me dijeron que no tuviera miedo, que todo iba a salir bien, etc. La verdad, hice buenas migas con todos, hasta con los camilleros. Me gustaba cuando me llevaban en la camilla por todos lados y sólo veía las luces de los diferentes techos, se sentía rico.

Llegamos a la sala de operación. Fred me dio un beso y me dijo que nos veíamos más tarde. Nada de drama. Y a pesar de que me dolía muchísimo, seguía diciendo cosas graciosas y estupidas, seguramente era mi forma de ocultar el miedo. Moría de miedo.

Me metieron al quirófano, ahí me encontré a Diego, lo saludé. Las anestesiologas me explicaron que iban a utilizar anestesia general y me preguntaron unas cuantas cosas. Había como 6 personas en el quirófano, sin contar a la doctora. Esperamos como cinco minutos (bueno, no sé, el tiempo es relativo, y más en situaciones así). Mientras esperamos, les pregunté cosas estúpidas a los cirujanos como: ¿cuando despierte, seguiré en el quirófano o ya en un cuarto? ¿Cuánto tiempo tendré que esperar para poder hacer deporte otra vez?, ¿Tengo que contar hasta diez? 

Llegó la doctora, pidió disculpa por llegar unos minutos tarde. Todo listo para la operación. Mi último comentario antes de que pusieran anestesia fue: chicos, todo va salir bien. Me acercaron la mascarilla y mientras me drogaban, una de las anestesiologas (seguramente residente) le explicaba a la otra el procedimiento que iban a llevar durante la operación. Sólo veía sus cabezas, sus ojos y, de repente, me di cuenta de que me estaba quedando dormida, y me dije: conque así se siente.

Desperté dos horas después.

Sólo hay imágenes, palabras y sensaciones vagas de cuando desperté. Estaban todos los médicos a mi alrededor, me llamaron por mi primer nombre, sentía una frío insoportable, temblaba de frío. Tenía muchas batas cubriéndome, tenía mucho sueño y frío. Miré alrededor, era un cuarto grande lleno de camillas, estaban todas solas, yo era la única en el cuarto. La mitad del cuarto estaba oscuro y al fondo había un cubículo en donde estaban todos los cirujanos. Me pusieron una lámpara para calentarme. Tenía ganas de vomitar. Muchas ganas de vomitar. No lo hice y sólo dormí. Cuando desperté, los cirujanos estaban cotorreando, unos se daban la vuelta para verme. Diego se acercó y me dijo: no puedo creer cuánta sangre tenías en el vientre. Al principio creí que estabas exagerando y que no era para tanto tu dolor pero, cuando te abrimos, me sorprendí de cuánta sangre tenías regada y que, aun así, tuvieras ganas de sonreirnos.

La doctora llegó y me explicó lo que me habían hecho, me dijo que mi pancita estaba llena de sangre, casi un litro de sangre regado entre mis órganos, me tuvieron que mover todos mis órganos para limpiar la sangre y luego cortar el estupido quiste hemorrágico que estaba cerca de un ovario. Ese idiota fue el causante de todo el rollo. ME MOVIERON LOS ÓRGANOS.

Lo único que me salía natural después de la cirugía, era mi sonrisa. Una enfermera me dijo: no puedo creer que estes sonriendo después de todo lo que te hicieron y lo que pasaste. Estuve como una hora en el cuarto de los cirujanos, después, me subieron a piso. Otra vez, un agradable paseo por el hospital en la camilla. Cuando llegamos al piso 7, mi padre estaba esperando ahí. Me acomodaron en la cama, me pusieron los analgésicos, el antibiótico y me dejaron con el suero. Tenía mucho sueño, todavía seguía bajo el efecto de la anestesia. Dormí, dormí, dormí.

Paciente feliz

Después de la noche más dolorosa de mi vida (la segunda noche, después de que se me pasara la anestesia) fui una paciente feliz, con mis kleenex que me llevó Eric, mi toalla de color rosa que me compró mi mamá para la próxima vez que vaya a la playa, mi botella de agua, mi celular, libros y por supuesto, Tokyo, el cirujano. 

Por cierto, después de una semana, puedo decir que odio estar en esta situación. Odio, odio, odio todo esto.  


jueves, 10 de marzo de 2016

Mi reinado de señora en el ecobus

Hoy fui una señora con empoderamiento gracias a un paraguas.

Toda la mañana estuve con mi bata rosa chillón que me llega casi hasta los tobillos, con un volteador en la mano y ordenando a mis hermanos para organizar el desayuno. Hablando como una señora educada, pero señora al fin.

En la tarde, nos bajamos del ecobus en Constituyentes, y en vano, porque cancelaron el evento al que íbamos por el mal clima. Pero esto dio pie a que siguiera con mi rol de señora en el siguiente ecobus al que nos subimos porque, me senté en el lugar que gobierna el ecobus. Un lugar alto, en medio y al fondo del camión, donde puedes ver absolutamente todo lo que se desarrolla en el bus. Llevaba mi paraguas y eso me hizo sentir más poder, era como mi cetro.

Mi reinado fue bueno porque mantuve el control (sólo un poco) del vandalismo. Le pegué con mi cetro a un plebeyo que estaba rayando el camión. Pero como toda una reina vieja, agarré mi paraguas y le dije 'oye, oye, no rayes el camión'. Me hubiese gustado ver mi cara de señora enojada.

¡Viva la señora reina del ecobus en la CDMX!

Ay, ya... qué oso

lunes, 22 de febrero de 2016

Actualización: uam, influenza, licencia para conducir, pretemporada femenil, inglés, curso web, LFA.

Hola, querido blog... hace mucho que no escribo, así que sólo paso a reportarme.

En general, todo marcha regular. En la universidad voy mal (qué novedad). Lo más seguro es que el profesor de química no me guarde la calificación y tenga que hacer el examen de recuperación. Todo gracias al mendigo virus de influenza que ha estado de canalla con todos. A mí me tiró (casi literal) por tres días, en los que me fue imposible hacer cosas productivas. Pero sí fui al doctor. Días antes de ir al doctor me hicieron unos estudios de sangre para ver no sé qué, y el día que fui por los resultados aproveché para que me dieran algo para la gripe. No me dieron nada porque en los estudios salió que mis leucocitos estaban bajos y que posiblemente se debía a un virus que probablemente era el de la influenza y, obvio, no podían hacer nada mas que recetarme paracetamol y naproxeno para el malestar. No funcionó. Llevo casi tres semanas con la gripe y aun no me recupero al cien, aunque desde hace una semana el malestar no interfiere con mis actividades (excepto con las de la uni, ¿por qué será?).

En conclusión con la universidad: voy mal porque no voy.

Después, ayer manejé el carro de Aiko para ir al mercado que está cerca de su casa y me di cuenta que perdí la practica. Rubén me dijo que si saco mi licencia para conducir, me prestará más seguido a Mr. Blue para practicar, así que el jueves iré a sacarla. Tengo un poco de miedo porque al parecer desde finales del año pasado están haciendo examen de manejo pero no sé si es sólo de reglamento o también te suben a un carro a que les muestres que te sabes estacionar en batería. No sé. Investigaré.

Este fin de semana empiezan los primeros juegos de pretemporada en la liga y, vamos a jugar el torneo femenil. Como era de esperarse, no estamos completas. Confirmadas sólo somos cinco, nos faltan dos o tres para completar el equipo pero creo que si todo sale bien, este año seremos campeonas porque traemos un buen equipo. Estoy muy emocionada, nos llevamos super bien y nos la pasamos super chido en los entrenamientos (aunque sólo seamos cinco). De cualquier forma, decidimos que si en los dos juegos de pretemporada no nos juntamos las 7 u 8 chichas, no jugaremos este torneo femenil. Será muy triste pero es lo que nos pasa a las personas antisociales :(

Despueeeeeés, este miércoles iré a un curso de tres horas (creo que es muy poco tiempo) para crear mi propia página web :D también estoy muy emocionada porque teniendo como base ese curso y mi HTML5, puedo seguir con mi siguiente proyecto que es crear una página web para la revista de mi buen amigo Beto. Será algo super sencillo pero me dará experiencia y curriculum (no sé para qué, pero es algo que puedo presumir). Sólo espero y deseo que la revista tenga mucho éxito. Luego platicaré más acerca de la revista, por el momento sólo diré que se llama Asalto y que es literaria.

En el inglés voy más o menos, necesito estudiar más y practicar mucho más. Faltan sólo tres semanas para que se termine el curso y al parecer van a dar becas para el examen de certificación. Sólo espero que me puedan contemplar y no me hagan a un lado por ser bacada. Ya empecé mi trabajo de ser amable con el profe y participar más que los otros chicos para que me tomé en cuenta y hable bien de mi (creo que aun no sabe que soy la hija de uno de sus compañeros de trabajo y espero que nunca se entere). Aunque, creo que no me dolerá tanto si no me dan la beca para el examen, porque las personas con las que estoy tomando el curso son muy chidas y hablan muy bonito inglés.

Dato curioso: el domingo fuimos al partido inaugural de la Liga de Futbol Americano Profesional para formar parte de la historia del futbol americano en México. El plan es ir a ver dos o tres partidos más: Mayas contra Cardenales, Mayas contra Eagles y la final. Cuando seamos viejitos les podremos decir a nuestros hijos que en algún momento de la historia de la CDMX, hubo una liga profesional de fut americano y que fuimos parte de ella (como aficionados, claro). 

(Ese día fue importante porque Ruben recordó que en algún momento le dije que quería ir a todos los acontecimientos importantes que pasaran en la Ciudad para que marcaran una historia en mi vida, como Forrest Gump).

Con la banda bonita en el partido de Mayas VS Raptors





miércoles, 20 de enero de 2016

Proyectos de primer semestre

Hola, queridísimo blog fantasma! Hoy te contaré sobre los proyectos que tengo para este primer semestre (o trimestre) del año.

Estos son los planes:

Pasar Orgánica: le pedí a un profesor que me dejara estar de oyente y aceptó; guardará mi calificación para el examen extraordinario. Lo mejor es que las clases son en la tarde y me da tiempo de pasar al comedor y dormir en los pastos, hacer un poco de tarea. El entregable: mi kardex con química orgánica aprovada.

Sacar mi First Certificate: Fredo me comentó que se abrió un curso para el First con la primera generación que terminó los cursos completos en el Celex y le pedí que me metiera. Hice un examen de colocación y empiezo clases el sábado. Durará 8 sábados y después o durante, tendré que ver que fechas hay para presentar el examen. El entregable: el certificado con calificación aprovatoria.

Aprender a manejar: Aiko me está enseñando a manejar en Mr Blue. El domingo fue mi primera clase y no lo hice taaan mal. Voy a seguir yendo los domingos a entrenar con Aiko hasta que pueda llevar el nuevo carro de Ruben a la UAM-I a que le pongan una calcomanía para el estacionamiento. Para esto, también necesito sacar mi licencia para conducir, que creo que cuesta como $800. El entregable: tener la calcomanía de estacionamiento de la UAM-I en Mr Ice (nuevo carro de Rub).

Correr el Nike Women's Tour: hoy mismo me comunicó Rub que ya estan las fechas para la carrera, será el 24 de abril y sólo habrá medio maratón. Estoy un poco nerviosa, tenía la esperanza de que también hubiera 10k porque sé que no tendré tiempopara entrenar y hace mucho, mucho, mucho tiempo que no entreno nada de nada. El entregable: la medalla con un tiempo chip menor a dos horas.

Comer sanamente: todo mundo sabe que mis habitos alimenticios no son tan buenos como quisiera, así que este trimestre me he propuesto comer más frutas y verduras y en horas especificas. Esta semana comencé, compré mucha fruta y es lo que he estado desayunando. También, como abrieron un nuevo piso en el comedor de la uni, hay más oportunidad de que pueda comer ahí cuando tenga mis horas libres o cuando salga de clases. El entregable: que se me haga un hábito? (creo que eso no podría contar pero no se me ocurre otra cosa).

En fin, esos son mis proyectos a corto plazo :)

martes, 5 de enero de 2016

2015. Recuento del año



Estaba muy emocionada por hacer este post porque este año fue increíblemente bueno.


A pesar de que en este año no hice nada productivo, me divertí mucho, viaje más de lo que esperaba y bebí todo lo que no había debido en toda mi vida.

Así resumo mi año:

Conciertos: 31 minutos- Radio Guaripolo; Muse- Drones; Leiden- en un show especial de día de muertos en el CENART; Pearl Jam- Lightning Bolt; y a Quique Gonzalez, al que no lo conocía pero fue un regalo de navidad y año nuevo de parte de Neto y no podía dejar pasar una oportunidad para reunirme otra vez con mis amigos, más a parte, tocaba bien, fue acogedor y por fin conocí el Pasagüero.



Arriba izquierda y abajo centro y , 31 minutos :) Arriba centro y abajo izquierda, Muse. En el centro y abajo derecha, el mejor concierto en mi corta vida: Pearl Jam. Arriba derecha, Quique Gonzalez.


(Acotación de temporada de día de muertos y halloween: nuestro fin de semana de día de muertos pintaba para más, pero sólo el viernes que fuimos al CENART nos la pasamos bien. El paseo ciclista fue un desastre porque aún no existe cultura vial en los ciclistas y cuando intentamos ir al Dolores Olmedo estaba atascado de gente, así que no entramos y nos perdimos por segundo año consecutivo la ofrenda del Olmedo. Cuando íbamos de regreso con nuestro fracaso en los hombros y el sol en nuestras caras, pensamos en pasar a Coyoacan pero a última hora no lo hicimos ¡y qué bueno que no fuimos! Porque estuvo a reventar. Ese fin de semana odié con todo mi ser la promoción cultural de la CDMX).


Viajes: Guadalajara para el examen profesional de Ruben, Playa del Carmen (Xcaret) y Tulum para festejar nuestro aniversario; Tepoztlan porque hacia tiempo que no íbamos; Cuernavaca con el pretexto del juego de Carlitos, y Acapulco para pasar el fin de año.






Personajes nuevos
: la personita que se lleva la mención honorífica este año es mi pequeña hermana Carla, a la que conocí por primera vez hace siete meses e inmediatamente me enamoré porque es un amor de bebé, súper relax y sin importar que pase siempre está sonriendo. Estoy súper enamorada de ella aunque nunca pensé que fuera posible. También, conocí a Carlitos, aunque ya nos habíamos conocido desde antes, este año tuve la oportunidad de convivir todos los fines de semana con él y convertirnos en súper amigos. También conocí a July, un súper, súper tipaso y amigo empedarks. Alfredo es un gran amigo y conocí mucho mejor Mitzi. Conocí a Graciela, y mejor a Mike. Algunas de las personas que mencioné las conocía desde antes pero este año tuve la oportunidad de conocerlas mejor. También conocí al grandioso Ray Lewis, a Sara Lucía Camargo y su inteligencia combinada con su negro sentido del humor y a Noé Gonzalez y su conocimiento preciso.






Libros: ninguno. Sólo leí textos, artículos y algunos capítulos de libros científicos, quizá por eso mi redacción está del asco porque generalmente, cuando leo, mis pensamientos se redactan de la misma forma que el libro que estoy leyendo en ese momento.

Deporte: Aprendí a jugar tocho: soy corredora, receptora y a veces quarterback; llegue a la final con mi equipo femenil y a una semifinal con el equipo mixto. Corrí el Nike Women's Half Marathon enferma y sin haber entrenado e hice un tiempo aceptable y escribí al respecto.

Pero... lamentablemente no todo fue bueno este año con respecto al deporte, porque no terminé el medio maratón de la CDMX :( desafortunadamente me quedé en el kilómetro 11, y estoy convencida que el 40% de las razones por las que no lo terminé fueron mentales. Ésta ha sido y será la única vez que no término una carrera.




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Este año, a diferencia de los pasados, no aprendí mucho, bueno, sí pero, todo lo que aprendí está relacionado con la biología y el tocho.

Aunque también aprendí que... tomar clases en la mañana es lo peor que me puede pasar si quiero terminar la licenciatura. No me gustan los cambios, aunque sean buenos (trabajaré en ello el próximo año). Mi cerveza preferida es la Minerva Pale Ale, seguida por la Fat Tire y me encanta la Lupe Reyes de este año. Odio la química orgánica porque no soy buena en ella. Me encanta bailar, aunque soy un poco mala (tomaré clases de baile en el Mama Rumba). También aprendí cómo manejar un equipo de tocho y sobre árboles de navidad. Y me descubrí más malos hábitos (aun sigo trabajando en cómo poder resolverlos).


Y entre otras cosas... me subí a las trajineras de Xochimilco, participé en el Noctambulante, conocí el mercado de la Roma, el Pinche Gringo, el Pasagüero, el Mama Rumba, el Pata Negra, el Desierto de los Leones (que ni es desierto ni hay leones), el mercado de plantas de Cuemanco (donde compramos nuestro árbol de navidad de este año), y gracias a las recomendaciones de Carlitos, que nunca fallan, conocí dos lugares excelentes para la comedera: Los Abanicos y El Pescador. Compré en los mercados de Tepito, le hice un pay de queso a Ruben en su cumpleaños, corrí los últimos 9 kilómetros del maratón de la CDMX, me cambié a Movistar, conocimos el nuevo concepto de NRC y nos tocó playera después de seis años de ser integrantes irregulares .Y finalmente, le di otra oportunidad a los mariscos y me gustaron mucho, aunque creo que fue por el lugar en donde los comí.









Lo mas importante que postulé fue:

"una cerveza (o cóctel) es buena si no sabe a alcohol aunque tenga altos grados de éste"

No me gusta hablar sobre los grados de alcohol.



En conclusión:

Este año se lo dediqué al tocho y a salir con mis amigos. No hice nada relevante. Mi primera mitad del año fue mala porque no pasé ninguna materia de las cuatro que llevaba y tuve una pequeña depresión combinada con abrumacion que incluían los problemas de mi mamá embarazada. Después de que se terminara el primer trimestre del año, participé en el Nike Women's Half Marathon y eso rompió mi mala racha: nació mi hermanita y lo que pensé que era un problema se convirtió en amor, cariño y ternura. Gracias a Carla Alexia conocí el amor de verdad. También fui a uno de los mejores conciertos de la historia (Lightning Bolt de Pearl Jam), pasé unas lindas vacaciones con mi amor Roobie Rooh en Xcaret, y finalicé bien y con mucho conocimiento el último trimestre escolar.


2015 te voy a extrañar, mucho.