martes, 13 de enero de 2015

Mientras Usted Corría

He estado pensando que debo de ser más precisa con la forma en la que ocupo las palabras y completo oraciones. Necesito una mejor redacción y usar palabras menos coloquiales. Creo que una buena manera de adquirir todo lo que necesito es leyendo y escribiendo más. Me acuerdo que en la prepa, leía y escribía todos los días por los reportes de lectura, investigaciones, biografías, etc. Y mi redacción era impecable, hasta escribía cuentos. Extraño escribir cuentos. Es sólo que ahora tengo otras prioridades (como ver netfilx), ¡ah!  Ahora, todo es tan diferente a como era hace cinco años. Aunque debo decir que estoy orgullosa de todo lo que he aprendido y cómo me he ido desarrollando. Obvio, todavía me falta crecer en muchísimos aspectos, como por ejemplo, ser más sociable. Pero al mismo tiempo que he adquirido conocimiento, también he desarrollado cosas no tan agradables y mañas de las malas. Ya no soy tan productiva como antes y hasta me cuesta trabajo levantarme temprano. En fin, abrí esta nueva pagina en blanco (ya no tan blanca) para contar lo que me pasó el domingo mientras Rubén corría.

Carlitos nos citó en la deportiva de Jardín Balbuena a las seis y media de la tarde porque el partido empezaba a las siete. Nosotros llegamos dos horas antes porque queríamos entrenar antes de jugar. Como no había corrido desde la carrera de Playamar, decidí hacer un entrenamiento de 5km, algo ligero. A Rub le tocaron 9km. Empezamos el entrenamiento y en la vuelta y media yo no podía más, me dolía el estomago. 

Cuando tenía once años y vivía en Playa de Carmen, me enfermé del estomago, aunque realmente no recuerdo si de verdad me enfermé o sólo lo inventé para que me consintieran. Pero mi mamá se quedó con la primera premisa y me llevó al doctor, fue uno particular porque aun no se daba de alta en el IMSS. Recuerdo con ternura cómo me sentí cuando el doctor me dijo que tenia gastritis y principios de colitis, fue un shock catastrófico porque según yo, era la niña más saludable del mundo pues comía a mis horas y la comida que me dieron por cinco años en la primaria era saludable y en mi casa también.Cuando salí de la primaría, estaba acostumbrada a que la señora Berna siempre tuviera comida casera y en los meses que viví con mi mamá en el Estado, también comía sanamente. Me había esforzado tanto para ser saludable, para que de la noche a la mañana me dijeran que tenía gastritis. Sufrí mucho ese día, y me desquité comiendo doritos, burritos del Oxxo, y no sé cuanta otra cosa no saludable (según los doctores). Al final, resultó que sólo era un síntoma de varicela. Pero desde ese momento, mi alimentación cambió por completo. Ahora las tortas, pizza, tacos, tamales y hamburguesas son mi día a día. Sin contar mis gustitos como los hotdogs o papas con chilli y sobre todo, los postres.

Fue debido al exceso de un postre (dos carlotas en dos días) que me dolía el estomago mientras corría. 

Lo que escribiré a continuación será asqueroso y perturbador. Mi cuerpo tenía tanta azúcar que mi baba era biscosa (yumi). Paré un par de veces, mi estomago se calmaba pero cuando me ponía en marcha de nuevo, mi estomago me ardía. En estos intervalos de corro y no corro, un chico como de unos 17 años me empezó a seguir, se veía sospechoso porque estaba en la pista y vestía jeans y una chamarra roja. Varías veces se paró en algún árbol disque para orinar, pero fue hasta que terminé la segunda vuelta que me di cuenta que me estaba siguiendo y se escondía en los árboles para masturbarse (OMFG!). No estaba del todo segura porque obvio, cuando alguien está "orinando" en un árbol pues te haces de la vista gorda y lo ignoras. Pero las señales eran claras: me estaba siguiendo, y justó cuando estaba en frente de mi, se paraba en un árbol y sacaba su cosa; si me paraba, él se paraba y si seguía, él seguía.

Después de leer las señales, y darme cuenta de lo que realmente estaba pasando, no me importó mi estomago y seguí corriendo, pensaba 'corre hasta que encuentres a Roobie'. Cuando encontré a Roobie, le dije que me dolía mi estomago y que iba a vomitar, pensé que se iba a parar cuando le dijera esto pero él estaba concentrado en su entrenamiento y sólo me dijo, ve al carro por agua. Me aventó las llaves del carro y lo más chistoso fue que cayeron cerca del árbol donde estaba el chico. Agarré las llaves y me eché a correr al carro, me encerré y pensé, no voy a salir hasta que venga Rubén o vea que el chico se vaya. Nunca me había pasado algo así, generalmente a las personas que les pasa cosas de ese tipo saben lidiar con situaciones así  de incomodas. Todavía adentro del carro, el chico sacó su dick por las rejas de la deportiva para que lo viera, me hice la loca y pensé en hablarle por teléfono a mi padre pero luego vi que el chico salió de la deportiva y tomó un taxi. Todo lo que hice fue ignorarlo, sabía lo que estaba sucediendo pero no quería que se diera cuenta que lo sabía, sólo lo ignoré.

Después de que se fue, salí del carro y esperé a que Roobie en un lugar con mucha gente a que terminara su entrenamiento, configuré mi reloj y listo. Llegó Ruben, le conté lo que había pasado, me dijo que debí haber ido con el policía que estaba en la otra entrada y ya, me reí porque fue todo como una película cómica y esperamos a que empezara el partido. 

Siempre me he preguntado, cómo debo de reaccionar en situaciones así. ¿Me pongo como histérica a gritarle o le grito a la demás gente que me ayude? ¿Corro y me escondo o voy con la policía? El eterno conflicto, ¿qué debo de hacer en una situación incomoda, complicada y peligrosa? Esta vez, corrí a esconderme y encerrarme en el carro. Supongo que cuando le cuente a Fredo me dirá qué es lo que debo de hacer. Créanme que suena más dramático de lo que fue. Jaja, fui acosada por la chaqueta de un adolescente lujurioso.

En fin, después de todo lo que pasó mientras Roobie corría, logré encajar con los jugadores de mi nuevo equipo (aun no es oficial hasta que pague pero...) creo que me voy a divertir mucho jugando tochito. 


Mi nuevo spot de los domingos





viernes, 9 de enero de 2015

Acapulco 1. Carrera Playamar



Pasé mis vacaciones de de fin de año en los Acapulcos, mejor conocido como Acapulco.

En este post voy a escribir sobre lo que aprendí para que mis experiencias sean relevantes y se me quede grabado por un rato más porque, decidí que uno de mis propósitos de año nuevo es que mis paseos se vuelvan más significativos (en todos los sentidos) y una forma de ayudar es escribiendo lo que aprenda en cada uno de mis ellos. Será difícil pero espero lograrlo. Así que... menos charla y más acción que son muchas cosas que contar sobre mi viaje.

Carrera XIX Playamar.

Fue como nuestra carrera de San Silvestre (pero en Acapulco, y el 30 de diciembre -ja-). Estuvo de-no-ma-mes. Una de las carreras más difíciles que he corrido en mi vida, sobre todo porque llevaba como dos meses sin entrenar y le dejé todo a  la ciencia: a nivel del mar la presión es de 0 hg/ml, por lo que según la ley de Boyle (la presión y el volumen son inversamente proporcionales) mis pulmones, a diferencia de en la Ciudad de México, se llenarían más de aire (y sí, también me hinché).

Corrí bonito, hice 56 minutos (entra dentro de lo normal) pero me costó mucho trabajo, sobre todo, trabajo mental porque corrimos un circuito sobre la carretera. Y yo corría, y corría, y pasaba palmeras, y más palmera, y cuando veía el kilometraje, sólo llevaba 500 metros. También, la presión social fue un factor que me ayudó a no dejarme vencer porque sólo participaron 566 personas de las cuales estoy segura que la mitad, o más, corrieron la de 5k, y todos se veían super pro. Pensé que iba a llegar en ultimo lugar (#sufrocomocarlagordison). Mi consolación fue que la carrera de niños empezaba a las 9:30, así que tenia tres horas para acabarla.

Al final y después de algunos inconvenientes (como pensar que me iba a hacer pipi), todo salió bien. Llegando, llegando (después de hacer pipi, claro), le hice prometer a Rub que pese a lo que le diga durante el año, NO me inscribiera a la de 10k, sólo a la de 5k.

Foto: Selfie en el mar porque la llegada y la zona de recuperación era una palapa con un caminito al mar (se nos olvidaron nuestros swimming suits). Fue el estrenón de mi sport-bra y me quité la playera a la menor provocación para presumirlo.