jueves, 18 de septiembre de 2014

Análisis sobre los Vagoneros


Teniendo conflictos con los vagoneros...

Todas las personas que viven en el paraíso prohibido, o sea, en la Ciudad de México,  saben que los vagoneros abundan como ratas (o como cucarachas, lo que sea menos despectivo). En vano han sido los intentos de sacarlos, tan difícil ha sido que ya hasta están pensando en regularlos aunque, realmente no entiendo cómo le harán si tratar con ellos es como tratar animales necios

A pesar de mis intentos, aun no logró comprender cómo es que funcionan, ¿tendrán algún líder? ¿Tendrán que pagar una cuota para poder vender? ¿Tomarán clases de canto? Tantas son las  preguntas sin resolver, que me hacen prestarles más atención.
  
El primer conflicto sucedió en el transbordo de la línea A a la 9. Moría de hambre (yo siempre muero de hambre, soy una hambreada) y todos los puesteros habidos y por haber se juntaron para antojarme un buen de cosas. Y sí, básicamente fui tentada, pero obvio, mis valores citadinos son más fuertes que mi hambre o antojos. No cedí porque soy consiente de lo que ello implicaría pero... Conflicto:  ¿qué pasa con las personas que son débiles? Ceden.

Y generalmente las personas que ceden más rápido y sin pensarlo dos veces, son aquellas que muy de vez en cuando viajan en el Metro (aunque no hay que quitarle credito a los que viajan diario y ya hasta tienen su vendedor de confianza) y compran cosas inútiles como las pelotas que tienen la propiedad de rebotar y deshacerse, los porta cepillos de dientes con figura de animales, las pelotitas luminosas, los libros para colorear, los pizarrones chiquititos, las burbujas que "no se rompen" (!ay! ¡mo odio a esas malditas burbujas!), entre otras cosas; generalmente son cosas que venden los chachareros. Algunos hasta venden cosas que jamás pensamos encontrar en el Metro.  

Para entender un poco más de el modus vivendi de estos seres, realicé una clasificación según su mercancía y gracia. Pero primero, una breve descripción: básicamente, los vagoneros son aquellos individuos que comercian en el Sistema de Transporte Colectivo Metro ilegalmente. Se les llama vagoneros porque la manera que utilizan para que su producto "fluya" es pasándose de vagón en vagón. Aquí en la Ciudad de México, son el pan de cada día de las personas que ocupamos el Metro. Y en lo personal, hay dos razones por las cuales los odio. La primera, no pagan impuestos. Y la segunda, porque admitámoslo, son feos, irrespetuosos, escandalosos y fastidian al prójimo sin siquiera merecerlo. Obviamente tengo más razones para que no me caigan bien, pero esas son las que sobresalen.

Ahora sí, volviendo a la clasificación. Hay que saber que no todos los comerciantes ilegales que existen en el Metro son "vagoneros" puesto que no todos andan de vagón en vagón; pero llamarlos así, es una forma general de identificarlos. Y haciendo un análisis exhaustivo, he determinado que  existen dos tipos de comercios ilegales en el Metro: los vagoneros y los puesteros. Dentro de los vagoneros, se derivan otras tres ramas: 
 
Los Merchantes: que son la mayoría, son los que vemos usualmente comerciando entre los vagones. Incluye a los dulceros; los chachareros, que venden chácharas; los intelectuales, que venden libros generalmente de superación personal; los electrónicos, que venden audífonos, USBs, micas protectoras para celular. También están los muy queridos bocineros, otros más que venden composta de café para plantas (pero a esos sólo los he visto en la línea A) y muy rara vez he visto a algunos que venden churros o merengues, pero también los incluyo. 

Los Artistas: se componen de personas que van por los vagones tratando de crearnos "emociones". Se esfuerzan en hacernos conscientes de alguna de sus ideas o creencias, o sólo tratan de darnos un buen rato. Hay personas con habilidades impresionantes pero hay otros, como los payasos, que ni siquiera los quieres voltear a ver porque sabes que te van a hacer parte de su show. Entre otros se encuentran los cantores, cieguitos cantores, músicos, poetas de la línea 2, predicadores y revolucionarios políticos.

Los Indigentes: estás personas viven de lástima. Tenemos que darles dinero por el simple hecho de tenerles lástima o mirarlos y cuidado si haces eye contact con ellos pues son los más insistentes. Entre los más comunes están los papeleros "foráneos"; los boleros, que básicamente son niños arrastrándose por el piso y embarrándote cera de zapato para bolearlos; los enfermos, que tienen alguna enfermedad que les impide trabajar y a los que más odio son a los vidrieros, que son chicos que pasan oliendo a madres y disque para 'no robarnos' vienen a martirizarse con vidrios. ¡Ahg! ¡Por qué demonios hacen eso! Y la gente morbosa que los ve. La verdad es que sólo vienen a darnos un mal rato y ¿les dan monedas para que se compren más activo? O sea, qué onda con la gente también. A mí en vez de darme lástima, me dan coraje. Gente tonta.

Son como los ahora "vagoneros" de los microbuses (que si no van de vagón en vagón pero van de camión en camión ¿se les llamará camioneros?) que suben y a huevo te dan el producto para que lo veas, y te intimidan tanto que, para que no te quiten el dinero a la fuerza les terminas comprando. Suben diciéndote que básicamente te están pidiendo dinero de buena manera porque si por ellos fuera, te lo quitarían con gritos y trancazos

Pero por otra parte también están los puesteros:

Los Puesterosson aquellos que tienden su lona sobre el piso, llena de productos chinos en el lugar más estorboso de los transbordos. Entre ellos hay dulceros, chachareros, vendedores de comida como cueritos, congeladas, churros, Doritos preparados y hasta hay unos que venden carne y queso ¡pueden creerlo! (es donde se desarrolla mi segundo conflicto) ¡Hoy vi a un señor vendiendo huevos cocidos preparados! ¡Qué antihigiénico! ¿de verdad habrá personas que le compren? Los estaba pelando con sus manos sucias y las cascaras las echaba al piso. En situaciones como estas, ya no encuentro palabras para expresar mi asombro al ver cosas tan... ¿miserables? Conflicto: No sé si llorar o reír. 

Algo que también me da mucha curiosidad es la forma en la que promocionan sus productos. Lo hacen con tal destreza de vocabulario que ni ellos se lo creen, pero sólo lo hacen para promocionar su mercancía porque, cuando se dan cuenta que nadie les va a comprar, se sueltan a hablar con sus "cuñados" de una forma inexplicable 'es que el Brandon me dijo que sí quería acá conmigo pero la pinche Laura se las olió y nos agarramos a vergazos y así'.

¡Ay! Y lo peor de todo es que los vagonero siguen ahí porque nosotros se lo permitimos. La gente no se da cuenta que mientras les sigan comprando , más fuertes se hacen. Y a pesar de que se quejan de sus bocinotas y música a todo volumen cuando van hablando por teléfono, al día siguiente les compran el disco de Rock en tu Idioma o la recopilación de todas la canciones de Natalia, Carla Gordison, Julieta Venegas, Ximena Sariñanael disco con los éxitos de la Arrolladora Banda el Limón con bailes de fiestas de pueblo, o de perdida, el disco con lo mejor de Juan Gabriel

(Otra cosa que he obervado es que el tipo de música que venden es dependiendo la línea en la que vayas; por ejemplo, en la línea 2 venden discos de música clásica, o rock antaño pero, en la línea 1 venden pura banda, reggaetón, norteña y toda esa música que nos hace sentir jodidos.)

Me cuesta mucho trabajo ponerme en los zapatos de la gente idiota que no puede ver más allá de sus narices. Se quejan y quejan de que no ven ningún avance desde que subieron el precio del boleto pero, el gobierno no lo puede hacer solo, ellos ponen el presupuesto para pagarle a los PBI (Policía Bancaria e Industrial) pero como ya mencioné, los vagoneros son como ratas porque nunca mueren y la única manera de deshacerse de ellos es no alimentándolos, o sea, no comprándoles. Confío plenamente que cuando desaparezcan los vagoneros, tendremos un mejor Metro. 

Créanme, amo a mi querida CDMX pero odio a su gente idiota.  

Y por último, mi último y más conflictivo conflicto. Incontable veces me ha pasado que se suben los vagoneros a vender cuando el tren está a reventar. Curiosamente, en esos casos me toca cerca del comprador y vendedor, y por razones que el Universo sólo sabe, el vendedor no alcanza a ver u oír al comprador y yo, entre los dos, soy la interlocutoraEn esas situaciones florece mi conflicto: ¿debo avisarle al vagonero que le hablan? ¿debo pasar la mercancia? ¡Me convertiría en su cómplice! Pero, al mismo tiempo perdería ese "sentido común humano" que me hace no ignorar a las personas que necesitan ayuda. Entonces, ¿debo "hacerme de la vista gorda"?. Es complicado... tengo que ser fiel y coherente a mis creencias y decisiones pero, al mismo tiempo no perder el sentido común. ¿Los debo de tratar como personas a pesar de que sé que le están haciendo un daño al Metro?

Queridos lectores, espero que me puedan ayudar a resolver mi conflicto y también, a terminar la clasificación de vagoneros. Si creen que me faltó incluir a alguno, háganmelo saber y también, me gustaría saber a cuál detestan más.

2 comentarios:

  1. Tal vez mencionar el "top ten vagonero", porque de repente les da a todos por vender el mismo disco, y el intro que se repite una y otra vez se vuelve una banda sonora que te persigue por toda la ciudad :S

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    1. Sí, gracias. De hecho creo que los protagonistas de esta maravillosa historia que vivimos en el Metro, son los Bocineros y sus armatostes que llevan en la espalda. Se llevan todo el crédito.

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