jueves, 3 de julio de 2014
Cosas que me hacen llorar
Ayer estaba pensando en las cosas que me hacen llorar o sentirme desconsolada, por el momento son sólo dos (que yo recuerde). No son cosas comunes y de verdad que me hieren -y no, no es imaginar la muerte de un ser querido o así-.
La primera es pensar en la ausencia de mi queridísisisimo Ray Lewis en mi equipo preferido: los Cuervos de Baltimore. En realidad no sé mucho de fútbol (ni americano, ni soccer) pero lo único que sí sé es que me duele mucho que Mr. Lewis ya no este jugando con ellos. Siempre he creído que él era el alma del equipo y que sin él, los Cuervos dejaron de ser los Cuervos (secretamente he estado pensando en cambiarme de equipo. A mi no me conflictua porque no soy fan from hell de algún equipo, aunque de verdad adoro a mis Raven's. Pensándolo bien, no los cambiaría, excepto si se van todos mis jugadores preferidos -en especial Flacco-) . No es que este enamorada de Lewis (¿o sí?) sino es el hecho de que apenas lo estaba conociendo y pensaba que era un verdadero héroe y así, sin más, se jubiló (de la mejor manera: ganando un Super Bowl) y me dejó con ganas de más, me dejó con ganas de su animo, su carisma, su rudeza y sus súper jugadas defensivas. No sé, quizá es algo muy estúpido, pero sólo de pensarlo -escribirlo- me hace sentir triste.
Me acuerdo claramente que cuando los Cuervos ganaron el Super Bowl del 2013, no sabía si estaba llorando de felicidad o de desilusión porque Lewis ya había anunciado que ese iba a ser su último año y todo estaba pasando: victoriosos de un Super Bowl y perdiendo a un súper jugador. Desde ese momento, no logro distinguir mi verdadero sentimiento por esta situación. No sé si es desilusión, frustración, tristeza o ¿qué? Pero me hace sentir mal.
La segunda cosa que me hace sentir que la vida no es justa con la gente buena, es mi carrera de Nosotras Corremos que Nike organiza año con año. Lo que me duele es que correr esa carrera y subir al podio era uno de mis propósitos de año nuevo 2014 y no lo cumplí. Pero no es cualquier cosa, la verdad es que yo sí me clavo bastante con lo de los propósitos de año nuevo porque los hago muy realistas para que los pueda cumplir, pero este año esa "carrera" (fantasmal) me hizo deprimirme como por tres meses. Les cuento:
Nosotras Corremos es mi carrera preferida de la vida. Siempre que la corro, siempre rompo mis marcas y me divierto muchísimo, es una carrera que amo pero desde lo más profundo de mi ser (así se dice, ¿no?) Este año, tenia planeado correrla y no sólo eso, tenía planeado colocarme en el podio con la categoría juvenil a mi favor. ¿Cómo? Dos eran mis ventajas: era mi último año como categoría juvenil (créanme, no hay muchas teenagers corredoras) y mi condición era la mejor. Entonces pensé: qué mejor carrera para subir al podio que mi querida Nosotras Corremos a la que amo; es sólo de chicas y tendría más oportunidad (el año pasado quedé en el séptimo lugar, así que sólo tenia que ganarle a 4 o 5 niñas para quedar aunque sea en tercer lugar). Así que empecé a prepararme para ganarle a Brenda (es necesario que sepan quién es Brenda porque es una personita importante en mi vida de corredora. Brenda es una teenager que carrera en la que participa, carrera en la que gana algo. En una entrega de paquetes de Nosotros Corremos, conoció a Paula Radcliffe, las hicieron correr juntas y que se hicieran amigas porque también, Nike la patrocina. Y lo más chistoso es que vive en San Diego y sólo viene al DF para pisotearme en mis carreras. Es así como mi archi-enemiga pero la verdad es que me gusta mucho) pero tiempo después, cuando creo llevaba dos semanas de entrenamiento, anunciaron oficialmente que justo este año no iba a haber carrera de chicas...
Me deprimí como tres meses y no corrí nadita. O sea, mi sueño de subir al podio se desvaneció por completo. Y es que no tendré otra oportunidad para subir, ya tengo veinte años y entro en la categoría inganable. Lo único que "podría" consolarme es saber que algún día llegaré a mis 60 años para entrar a otra categoría ganable: veterano light y pueda hacer algo en mi vida de corredora. Este sentimiento sí lo reconozco fácilmente, es total y completa frustración que después pasa a convertirse en llanto.
En fin, esas son las dos cosas que me bajonean cañon, trato de no pensar seguido en ellas pero salen a la luz muy seguido. Espero que sean las únicas y no haya más desilusiones nunca más en mi vida de niña buena.
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