lunes, 22 de julio de 2013

Happy Ending?


Sin saber cómo, Jane se encontró en un cuarto, descalza y usando un camisón blanco. El cuarto no tenía ventanas pero tenía una puerta que parecía pesada. La habitación era alumbrada desde una  de las esquina por un foco blanco que de vez en cuando parpadeaba.

Jane estaba sentada en el suelo, con la cabeza entre las rodillas y su largo cabello café le cubría la cara. Cuando se descubrió dentro de un cuarto que no conocía, se levantó y trató de encontrar alguna salida palpando las paredes y forcejeando la pesada puerta. Sus intentos fueron llevados de la manera más tranquila que me pude imaginar, podría decirse que la búsqueda de una salida era sólo por instinto.

Cuando desertó, volvió a sentarse sobre el suelo húmedo y lodoso, observando el otro extremo del cuarto donde había abierto los ojos.

Vagamente intentó recordar la última cosa que hizo pero sus pensamientos se fueron convirtiendo en una cadena de recuerdos y razonamientos, por lo que decidió dejar de pensar:

“¿Dónde estoy? El último recuerdo que tengo. Tengo que recordar como llegué aquí, si no es un sueño ¿cómo podría averiguarlo? Mi profesor de filosofía citaba a Descartes para comprobar la existencia o, ¿era la realidad? La existencia es parte de la realidad. No, alguien puede existir en la imaginación o en los sueños y no ser parte de la realidad. No existiría en la realidad de los demás, pero en  mi realidad sí. Pero tristemente lo que pensamos no es real.

La realidad es parte de la existencia.

Pensar no me está funcionando, necesito recordar. ¿Recordar qué? Cómo llegué aquí. Esto es una clase de tortura. Tengo metidas en la cabeza palabras que navegan entre otros recuerdos y, disparan luz sobre ellos para que brillen entre la oscuridad que es el olvido.

La sensación de esos recuerdos destellantes hace que no quiera recordar.”

Jane se peinó el cabello al mismo tiempo que lo acomodaba para descubrir su cara.

Fue entonces cuando me acerqué, la tomé de las manos y la atraje hacía mi para que se levantara. Le pedí que me dijera  qué era lo que sucedía, por qué nos tenía encerrados en ese cuarto y por qué no nos dejaba salir.

Jane retiró sus manos de entre las mías, me vio a los ojos pidiendo con los suyos que retractara mi petición. Seguí esperando respuesta, frunció el ceño y empezó a hablar.

-Tú eres el que nos tiene encerrados, tú eres el creador de estos recuerdos que clavaste en mi cabeza, tú me diste ese camisón y me tienes aquí descalza entre la humedad y el lodo - Mientras decía todo esto, me empujaba y guerreaba poniendo sus manos sobre mi pecho. - Déjame ir, quita esos recuerdos fluorescentes y déjame ir.-

La tomé de los brazos para que dejara de pegarme. Cuando lo hice, comenzó a llorar y sus cabellos cafés volvieron a cubrir su cara. Esto no era lo que esperaba, no deseaba que esto fuera así. Respondí:

-Gracias a ti, estoy encerrado de nuevo. Tú eres la causa. Pensarte me trae a estos lugares inexistibles ¿crees que quiero estar atado a un montón de palabras que terminaran siendo nada para los dos? Eres tú, cuando pienso en esas líneas tuyas que hacen juego con tu nombre y tu cabello café, me traen a lugares inhóspitos como este. Quiero dejar de pensarte, sentirme a salvo y confiado cuando estoy contigo. Quiero dejar de escribirte.-

Jane alzó la cara para poder verme. Y entre su cabello, pude ver sus ojos llorosos y asustados, no esperaba que le diera esa respuesta. Su mirada se fue suavizando conforme la larga cadena de pensamientos avanzaba. Miró hacia otro lado y aun con sus brazos entre mis manos, me dijo:

-Será lo mejor para los dos. Qué mejor lugar que este para darle punto final a nuestra relación. Tendrás que ser valiente por los dos y dejar que los escritos sigan su curso. No quiero que me vulvas a buscar, no puedo ser todo para ti.-

Cuando termino de decir esto, hice un largo silencio esperando que se retractara. Nos dimos un abrazo y no volví a escribir sobre ella.

No hay comentarios:

Publicar un comentario