sábado, 13 de mayo de 2023

I simply call it the bravery of emptiness



Hoy tuve uno de esos días en los que me doy un super clavado esperando hundirme (y quizá ahogarme) en el consumismo de recetas capitalistas que tanto conflicto me causan. A pesar de tener planes super productivos para este día, vi la oportunidad del degenere y la tomé, sobre todo porque hacía demasiado tiempo que no tenía tiempo sola en la casa y, a pesar de que lo iba a invertir en ser una sumisa de la producción de plusvalía, caí en otra de sus vertientes, el consumismo. 

Consumí de una manera asquerosa, tanto visual, musical y alimentariamente cosas que no podría hacer sin que estuviera sola. Vi sitcomes machistas y series que engrandecen la monarquía e ideas conservadoras disfrazadas con diversidad cultural, cuando la única cultura que engrandecen es la blanca hegemónica. Naufragué por horas en redes sociales hasta que mi teléfono se descargó. Bebí uno de los cafés más caros y una gran variedad de comida de las que viene en bolsas de aluminio y que, además, me trajeron a la puerta de mi casa envuelta en una cantidad dramática de papel y plástico. Todo esto para tratar de generar dopamina o santonina, en busca de crear emociones y satisfacciones efímeras. 

Tratando de evadir las cosas que a la larga me podrían dar una mayor satisfacción y que siento que me sobrepasan. Y entre el cambio de una actividad a otra, por momentos me arrojaba a mis sentires de impostora, trepadora, huevona, una verdadera farsa. Pensando constantemente que lo único que me ha mantenido cuerda en realidad existiría perfecto sin mí y sí, lo digo con la intensión de que me pruebe lo contrario pero sin ser condescendiente sino porque es una verdad. Socialmente no tengo algo que pruebe que es verdad.

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En este momento de mi vida se han destapado una gran variedad de sentires que nunca había tenido y que no conocía. Por un lado estoy feliz de que existan y me conviertan en una persona de grises, pero por otro lado me atosigan y, con la idea impuesta desde la academia sobre cómo tenemos que comportarnos y sentirnos con la humanidad, lo único que ocasionan es abrumarme porque finalmente sí siento una cantidad aplastante de enojo, odio y envidia por tanta injusticia y tanta gente idiota. ¿A caso todos tenemos tanto odio? Lo que he aprendido estos meses sobre mí es que soy muy buena reprimiéndolos (si no lo pienso no existe) pero por cuánto tiempo podré soportarlo, y qué tanto cambiará mi cuerpo si lo sigo haciendo.

¿Me debo de alejar de la gente que odio o aprender a sobrellevarla? ¿Si decido alejarme, cómo lo hago sin que haya repercusiones mayores? ¿Cómo logro sacar tanto coraje sobre su falta de empatía y su creciente idiotez?

Todo esto está cagadísimo porque pensé este post como una situación graciosa que compartir: un día de echar la hueva, pero conforme lo fui escribiendo me di cuenta que algo andaba mal y que, a pesar de que comencé con la idea de que alguien se podría identificar con un día así, me di cuenta que esto está demasiado enfermo, y va más allá algo cagado. 

¿O no?


PD creo que me he alejado de escribir porque termino sobrepensando mis sentires y a veces me da pena publicarlos


miércoles, 11 de mayo de 2022

The emptiest of feelings

 Me siento en trance y no sé cómo salir, ni siquiera sé si realmente quiero salir. 

Soy un zombie que hace cosas porque tiene que hacerlas y sí, hay destellos de sensaciones pero son efímeras. 

Estar con personas y la presión social del día a día es lo que me hace ser un ser semi funcional pero cualquier oportunidad para evitarlo, lo hago, evito hacer y ser. Incluso cuando estoy rodeada de gente, no me reconozco como yo, ¿por eso me invento?

Convivo con personas por compromiso y porque es lo socialmente correcto pero no por que realmente quiera estar ahí. Aunque me emociona pensar lo que puedan pensar de mí y la imagen que puedo llegar a dar pero esa persona solo es un fragmento diminuto de este zombie que deambula pasiva desde el amanecer hasta que la oscuridad me hace cuestionar qué hice y me hace ser consiente que no soy nada porque no hago nada. Solo finjo hacer, solo finjo ser.

La vida es una ficción y la sé sobrellevar pero no la vivo. 

El café ayuda con los destellos.

martes, 22 de marzo de 2022

Fin de semana sin fin

Estos meses, que se han convertido en años, he vivido en un fin de semana sin fin (como la canción de Quiero Club). Eso es bueno por muchas razones, entre ellas, me he dado la oportunidad de tomarme el tiempo para hacer lo que se me antoja hacer en ese momento. Eso implica que evite presionarme por el delay monster (aunque es inevitable que aparezca). Si hay días en los que no siento ganas de hacer ejercicio o de hacer lo que había planeado hacer una noche anterior, no lo hago y hago lo que me apetece en el momento. Esta actitud surgió porque desde el inicio de la pandemia me metí la idea de que esta situación no se iba a volver a repetir en la vida y tenía que aprovechar la oportunidad para hacer esas cosas que no se pueden hacer en la vida como la conocíamos, dormir muchísimo más, no presionarme con el tiempo, darme la oportunidad de no hacer nada, de hacer mucho o de hacer lo que se me antoje en ese día. Todo esto para llevar la contraría a ese terrible comentario que estuvo circulando en redes: si esta cuarentena no haces lo que la sociedad considera como productivo, eres una basura. Bueno, no decía exactamente eso, pero esa era la idea. En fin, llevarle la contraria a este tipo de comentarios fue una forma de protesta contra el stay fucking home que al inicio se me hizo una forma clasista de enfrentar la pandemia.

Pero así como hubo cosas buenas a partir de esa decisión, también hubo problemas, y el que más me pesa en este momento es que dentro de mi privilegio de hacer otras cosas que no sean "productivas", perdí en control, el tiempo se me fue de las manos y ahora no tengo autoridad sobre él en ningún sentido. Mis horas de sueño y comida son de acuerdo con lo que mi cuerpo sienta en el momento, no tengo tiempos establecidos para ninguna de las actividades que hago (con excepción de mis clases y trabajo) y mi habito de llegar tarde se ha exacerbado hasta el punto de no llegar.

En pocas palabras, no logro hacer mi vida de entre semana, todos mis días han sido como un fin de semana y no logro poner fin.

Es por esto que me he dado a la tarea de comenzar de nuevo y para esto estoy maquilando la idea de tener rutinas y convertirlas en rituales, asignarles simbolismos que me ayuden a volver a la vida entre semana. Además, tengo la ventaja de que puedo modificarlos y hacerlos como más me plazca con el conocimiento que me da dejado la pandemia sobre mi cuerpo.


martes, 4 de enero de 2022

Perspectiva del 2015 comparada con la realidad del 2021

 Me encontré con un texto que escribí cuando todavía estudiaba biología (mayo del 2015), a pocos días de que naciera mi hermana, a un año de mi travesía por hospitales y a uno y medio de cambiarme de licenciatura... ahora, a punto de finalizar mi licenciatura, puedo decir: qué razón tenía. 

Adelante con el texto:

Basándome en el libro del fracaso y utilizando sus encabezados, decidí replantear otra vez mis planes de vida porque no me siento conforme con los que tengo ahora, porque en realidad, no los tengo. No logro visualizarme como bióloga, aun no encuentro algún campo que me interese y me molesta estudiar y leer sobre animales.  

 

Sé que la biología tiene un amplio campo de trabajo y también me encanta aprender sobre la vida. Pero mi problema es que me gusta aprender sobre todo, todo se me hace interesante y por esto no logro diferenciar entre lo que me gusta y lo que me apasiona.  

 

Apasionar. Todo mundo habla sobre seguir tus sueños, lo que te apasiona etc. Pero que pasa si aun no encuentras lo que te apasiona, lo que te mueve.  

 

 

Estos son los pasos. 

 

Visualizarse en 10 años. Ya me debo de dejar de pendejadas y encontrar lo que me gusta. Amo a mi ciudad, creo que me tengo que basar en eso. Aun cuando me estaba haciendo a la idea de terminar como bióloga, me imaginaba trabajando en oficinas de gobierno. Como secretaria ambiental y cosas por el estilo. Nunca me imaginé haciendo trabajo de campo, bueno, sí lo hacia pero no me agradaba del todo la idea. También me visualice en laboratorios, investigando seres microscópicos para obtener algo de ellos que ayude a la humanidad.  Pero es muy bonito visualizarse, es mas, puedo visualizarme de astronauta. O sea, es muy bonito pero cuando le entro a la teoría en serio, no le encuentro sentido. Siento que todos los profesores quieren que trabaje en el campo o en el mar con organismos macroscopicos, los putos invertebrados y los animales de mierda. No me interesan!  

 

Y lo peor es The Awkward Yeti me obligo a ver un cómic tan bonito como el que ellos saben hacer donde básicamente el mensaje era que pelearas hasta alcanzar lo que quieres pero, ¿mis sueños son realmente lo que quiero? Porque pensándolo bien, no he contemplado otras opciones, siempre fue la biología. Ahora creo que solo fue necedad. Nunca contemplé otras opciones, siempre fueron las básicas, las carreras de siempre. Nunca contemple la paleta de opciones.  

 

En 10 años me visualizo viviendo en la ciudad, trabajando en el gobierno cuidando al ambiente alejada de animales, aunque sé que son parte de eso pero ya me harte de ellos. Entiendo que tengo que tengo que aprender de ellos para procurar mejor al ambiente -que es lo que me interesa- pero me gustaría más proponer proyectos de urbanización. Eso es, proyectos de urbanización, me encanta la ciudad y me gustaría hacerla una ciudad con orden y estabilidad social. Pero ¿de qué va la urbanización? Lo que a veces siento es que no es necesario que aprenda todos los tecnicismos y nombres raros de animales y plantas para poder trabajar en la secretaria de medio ambiente. No sé, un biólogo siempre es bien recibido. 

 

Al mismo tiempo trato de justificar mi huevonada de no querer hacer mi tarea de invertebrados...  


Y efectivamente, la biología no me interesaba desde esa perspectiva. Me siento muy aliviada que me cambié de licenciatura y que conocí otras perspectivas que se relacionan con el cuidado del ambiente. Incluso cuando me tocó elegir mi bloque de salida, seguía empeñada en hacerlo en el de ambiente, y ¿qué crees? desperdicié ese trimestre porque finalmente me cambié a cultura.

Y ahora, estoy haciendo mi servicio social en oficinas de gobierno en un programa social que es esencial para la ciudad. Me siento orgullosa de mí. Gracias Moni del 2015 por cuestionarte tanto.

lunes, 6 de diciembre de 2021

Mapeando mi cuerpo


Mientras las geobrujas estaban dando las indicaciones, mi idea era clara: manifestar mi cuerpo con objetos que representan el peso/influencia que ha tenido el territorio sobre él.


Inmediatamente pensé en mis pies y en todos los lugares que he recorrido y conocido a partir de correr con ellos, así que pensé y utilicé mis playeras de las carreras más bonitas en las que he participado, porque no solo son los territorios que he conocido sino lo que sentí mientras los recorría: la fatiga, desafíos, cansancio, todo con un toque de felicidad endorfinosa.

En mis pantorrillas puse los muñecos que hace y me ha regalado mi mejor amiga porque sus visitas terminan inevitablemente con dolor de pantorrillas por recorrer varias partes de la ciudad en un solo día. 

Mis rodillas aún no se chingan a pesar de tanta friega que les he metido, y aguantaron dos semanas de gimnasio, un espacio al que nunca volvería, por eso las puse sólidas como pesas.

Cuando pensé en mis piernas me descubrí entrando a otro tipo de territorio, el de mis complejos e inseguridades. Un territorio áspero que representé con objetos que al pensar en ellos me hacen pensar en mis piernas: los azúcares, las grasas y cremas que compensan un poco esas inseguridades. Mis piernas enemigas amigas. 

Conforme iba subiendo, los territorios que han construido mi cuerpo se volvieron más complejos, más políticos y experienciales. Como el caso de mi espacio sexual/reproductor. ¿Cómo representar mi vagina y órganos sexuales sin que sea incómodo? Y ahí caí en cuenta que esa parte de mi cuerpo se ha convertido en una disputa de poder, ¿por qué pienso en no hacer sentir incomodidad cuando es algo normal y me pertenece? Por eso lo representé con el pañuelo verde, simbolo de lucha feminista, de una lucha extensa para que esa parte de mi cuerpo me pertenezca a mí y a nadie más. Además, agregué una concha con el propósito de "incomodar" y de exaltar su presencia.

Mi estómago ha recorrido varios territorios experienciales a través de la comida y las cervezas locales. Por eso puse una alcancía vacía de un cerdo, porque gracias a estos recorridos, mi estómago se ha inflado y mis ahorros vaciado. Pero las experiencias a través de las especias en la comida y bebidas me ha llevado a tejer redes muy fuertes en las mesas con familia, amigos y desconocidos.

En mi caja torácica están mapas de la Ciudad de México, ya que mis pulmones están llenos del aire contaminado de la ciudad y mi cuerpo ha aprendido a vivir con esa cantidad de smog, También hay una copalera porque también hay lugares en la ciudad que le dan una limpia a nuestros pulmones, como en la Magdalena Contreras.

Mis cenos están representados con dos aretes de flores que también me regaló mi mejor amiga, porque con ella, en su primer departamento pude por primera vez andar en pelotas sin prejuicios. Su departamento fue un espacio seguro para mi y mi cuerpo.

De corazón me puse un ámbar, una piedra que aprendí a distinguir y oler cuando trabajé en una joyería en Playa del Carmen. Cuando regresé a vivir a la CDMX en un recorrido por el centro, mi padrino me pidió que eligiera un ámbar de los puestos que antes estaban tendidos a lado de la catedral y me lo regaló.  

Mis brazos están representados con utensilios de cocina porque como ellos, son útiles.

Mi cara tiene cápsulas de café usadas porque le atribuyo al café que mis ojos se abran por las mañanas. Mi boca es una flor de lavanda que he cultivado en mi patio y mi cerebro está lleno de cráneos de colores que he recogido en otros recorridos y constantemente pienso en qué otros territorios recorreré cuando mis pensamientos se apaguen. 

Finalmente, todos estos territorios corporales representados por objetos, están cubiertos de luz porque quizá solo hable de lo bonito y bueno, pero también hay oscuridad en cada uno de los objetos, por lo que la luz habla de mi visión positiva de la vida. Porque sí, los territorios marcan nuestros cuerpos de ambas maneras pero en lo personal, muy muy personal, no me gustaría que se oscureciecen esas experiencias (aunque es inevitable).


viernes, 5 de noviembre de 2021

Actualización de un año suicida

 

Hola, ya sé, ya sé... han pasado 84 años desde la última vez que publiqué en mi diario digital.

Bueno, pues esta es la actualización del 2021, 27 años de edad, semáforo verde en la CDMX durante la pnademia,  68kg de grasa y poca agua, con meses sin ejercicio y mucha cerveza y muchos malos habitos.

Comienza a preocuparme mi edad, muy probable porque soy mujer. La edad nos afecta de diferente manera a que a los hombres, tanto física como mental y culturalmente. Está mal que tengas abajo de 30 y te veas de la chingada, pero está increíble que tengas más de 25 y te veas más joven.

En fin, justo hoy estaba pensando en todo lo que mis amigas a las que más he querido han estado haciendo con su vida y wow, cada vez las admiro más y mi amor por ellas solo crece. Me dan ganas de ser como ellas, de salir de mi zona de confort y aventurarme a hacer algo, a cambiar. 

Una de ellas fue mamá joven porque chinguesumadre y la está armando chido con su negocio. Otra se lanzó a la aventura después del temblor del  17s, también dijo algo así como: no necesito esta mierda de la incertidumbre del derrumbe, y pum, ahora vive la vida hippie que quiero vivir, dejando atrás todo conocimiento preestablecido y remplazándolo con conocimiento empírico. Otra amiga a la que amo mucho emprendió su aventura tratando de alcanzar el famoso sueño americano, dejó atrás todo, hasta el que probablemente ha sido el mejor novio que ha tenido en su vida. Pero qué pinches ovarios, ¿no? 

Es inevitable hacer una comparación de mi vida sedentaria con la de ellas, han tenido el valor de darle un giro de casi 360° a su vida y yo, aquí, pensando en mil maneras de cambiar mi vida y sin encontrar el valor para hacer por lo menos una. Mis pretextos son los de siempre, tengo que terminar mi licenciatura, ya estoy con Ruben (y finalmente las decisiones que tome ya no solo me afectan a mí, tengo que considerarlo en cualquier decisión que tome y eso, quizá me pesa un poco mucho), que no tengo el dinero, que habrá tiempo, etc.. ¿cuándo chingados me atreveré hacer algo que me haga salir de mi zona de confort? Ahora, obvio no olvidé en pensar que en realidad mi zona de confort es un privilegio, es decir, nunca he tenido que estar en una situación que mi impulse a hacer algo que cambie mi vida. Vivo en el piuro pinshi privilegio y agradezco. 

Agradezco porque me está dando la oportunidad de hacer cosas que me gustan como aprender y sobre todo, porque el privilegio no solo me da la oportunidad de ayudarme a mí sino que tengo que aprovechar para ayudar a otros. Ayudar a que ser madre sea una decisión informada y que si se decide, se tenga todas las herramientas para que se pueda ser madre soltera sin ser un adjetivo negativo. Para poder ayudar a las personas que viven en zonas de riesgo, zonas que no están aptas para habitar. Para que las personas no tengan que irse de su país para poder tener una mejor vida, para que lo que hagan mis amigas no sea un acto de valentia sino una decisión libre.

Es por eso que estos últimos dos meses me la he pasado trabajando en dos cosas que me agradan y que me ha dado mi licenciatura: comencé mi carrera como socioterritoriologa en el programa Tequio-Barrios, de pasante, sin paga pero haciendo mapas que nos hagan identificar las zonas que necesitan atención prioritaria en cada alcaldía. Zonas que necesitan atención en el territorio.

Además, en mi tesis estoy trabajando la geografía feminista, un nuevo mundo metodológico que abre camino a la invisibilización de las mujeres en la ciudad.

miércoles, 19 de mayo de 2021

Desastre pre 27

 No he hecho mucho de lo que me gustaría estar haciendo porque ni siquiera sé qué me gustaría estar haciendo. También, de cierto modo es porque estamos en medio de una pandemia y, por otra parte, es difícil salir de mi zona de confort cuando no sé hacia dónde quiero ir o hacer con exactitud.

Mi plan, el que siempre cuento, es que quiero seguir así hasta terminar mi licenciatura: 6 materias (dos cada trimestre porque así lo organizaron), proyecto terminal, servicio social y movilidad; pero la realidad es que ni siquiera estoy esforzándome para terminarla. No quiero y no voy a dejarla pero tampoco me siento muy segura de que la voy a terminar este año.

Por un lado, creo que está bien y que debo de aprovechar estar así de cómoda (con un trabajo ¡meh! en el que no gano lo suficiente para poder sobrevivir y mucho menos para ayudar a mi mamá o ahorrar; estudiando a medias y manteniendo mi casa también a medias)  porque es muy probable que más adelante no pueda hacerlo, es decir, no pueda echar la hueva tanto como lo estoy haciendo ahora, sin tanto consentimiento. Me siento como una Moni adolescente.

Por otro lado, espero que terminando de escribir esto me de cuenta de qué es lo que me hace falta o que necesito cambiar para no sentirme así de zombie. Porque hay veces en las que me siento drogada o ebria, es decir, recuerdo partes de mi día y de algunos acontecimientos pero no detalles como lo hacía antes. Mis pensamientos son tantos que aunque esté haciendo algo importante mis pensamientos ocupan el espacio del momento y mi momento desaparece. Me pasa cuando platico. A veces me da miedo pensar en que no pueda recordar nada, ni siquiera la cara de Rubén o de mis amigos. Por eso, trato de sentarme en frente de ellos cuando estoy hablando con ellos.

No estoy segura pero creo que pueden existir dos culpables: las redes sociales y no hacer ejercicio y no, el yoga todavía no me llega, me cuesta trabajo meditar, siquiera intentarlo llena mi cabeza de mugre.

viernes, 25 de diciembre de 2020

Soul

 No sé si fue el vino que sobró de navidad o que me sentí identificada pero Soul se convirtió en una de mis películas favoritas de la vida.

En particular, me sentí super identificada con 22, porque por un tiempo me sentí así, y no es algo que oculte, incluso muchas veces me dio pena y frustración no sentir pasión por alguna cosa en especifico. Todos los que me rodean, tienen cierto grado de pasión por algo: aviones, música, patinetas, ser mamá, tecnología, ect. Pero a mí nunca me han podido identificar con algo, de hecho, por mucho tiempo esperé que alguien me supiera leer y pudiera leer mis patrones y me dijera cuál era mi pasión o vocación, pero no ha sucedido y más bien, me desilusioné por un tiempo. Incluso, para elegir mi carrera fue difícil (sigue siendo difícil porque no sé si elegí el bloque de salida correcto). No hay algo que me defina, como se ve en la fabrica de almas de Soul. En su salón tienen un bonche de cosas que podrían despertar tu pasión pero algunas son muy especificas y que tengas solo una pasión quiere decir que no eres bueno o no disfrutas otras... de hecho eso es un cliché recurrente: si no estas haciendo lo que te gusta, no estas disfrutando tu vida.

Pero, en la vida real, eso no aplica, lo mejor, lo que te hace estar sobre todos los demás es que no tengas una sola "pasíon" por algo en específico, sino que existas (jazzing). 

Últimamente se ha convertido en un cliché la idea de que lo mejor que puedes hacer es existir pero, a pesar de que lo toman como broma o algo patético, ligado a que en tu vida solo vales madre, en realdad es todo lo contrario, si solo nos dedicáramos a existir: estar física o mentalmente aquí o en algún lugar, comenzaríamos a vivir, y no importaría nada más. 

jueves, 30 de julio de 2020

Vic, ¡no puedo creerlo! No puedo creer que ya no estés en esta dimensión de la forma en la que te conocí. No puedo creer que personas tan espléndidas como tú puedan morir, no es justo. Nunca conocí a nadie tan dadivoso como tú, dabas todo por nuestra amistadas e incluso hacías cosas que no querías y mejor aún, dabas tu amistad como nadie lo esperaba y eso fue sorprendente, como cuando viniste a comer hamburguesas a mi casa (siempre llegando temprano a las fiestas) y me ayudaste a cortar jitomates y cebolla en un plato y con un cuchillo de carne y la próxima vez que te vi me regalaste un juego de cuchillos y una tabla para picar! O sea, ¿es neta? ¿Es neta que seas así? 

Contigo fue la primera vez que fui a la Puri y a muchos bares de mala muerte. Una vez me invitaste a un concierto del que tenías boletos gratis y al final resultó que no eran gratis y terminaste pagando mi boleto de tu bolsa. 

También recuerdo que estuviste conmigo toda la madrugada hasta que vimos a Maria Daniela en concierto. También recuerdo cuando me presentaste a tu primer novio formal (no le habías dicho a nadie más pero confiaste en mí) y al final terminamos odiando a ese ex pero esa es otra historia. 

Siempre dabas mucho de todo: tiempo, amistad, amor, dinero, trabajo y muchas personas pensaban que eras ingenuo pero yo sé que no, simplemente tenías mucho amor que dar y lo dabas de muchas formas. Te quiero mucho, Vic! Eres uno de mis mejores amigos, podía contar contigo para cualquier cosa: fiesta, salidas coquetas, hablar, conciertos, comida o cualquier cosa.

Por cierto, haré que todos recuerden la vez que te rompiste el diente y nunca voy a olvidar que prometimos que cuando todo esto terminara íbamos a hacer la ruta de los tacos y que nunca fuimos a seguro social.

Te voy a extrañar mucho, amigo! Mucho mucho! Lo lamento tanto, no debiste de haber sido tú. Te quiero!

Amistad es amigo y tú siempre serás mi amigo

Gracias por compartirme un poco de tu ser, eres súper súper súper especial. Te quiero mucho, amigo

viernes, 17 de julio de 2020

Estoy Viva

Hoy, después de mucho tiempo, me encontré caminando por la ciudad disfrutando la música que me gusta y respirando el olor al pasar cerca de las cafeterías y el aroma a chile guisándose en las fondas de comida. Estirando mis piernas a cada pasando y sintiendo su fortaleza.

Me descubrí en el presente, me descubrí viva.

martes, 30 de junio de 2020

Problemas durante la pandemia


A Victor le diagnosticaron cáncer
A Andy la corrieron de su trabajo por el recorte de personal por la baja económica durante la pandemia
Mi mamá tiene problemas muy grandes, sobre todo de dinero y personales que afectan a mi hermanita
Mi papá y mis hermanos se vieron envueltos en una situación en la que tuvieron que exponerse a un posible contagio de covid
El papá de una conocida murió de covid siendo medico de esta misma enfermedad

Y yo, estoy atrapada económicamente, no puedo ayudar a mi mamá y no puedo cuidar la salud de mis amigos ni proteger a mis hermanos ni a mi papá ni a nadie.

Estoy abrumada, estoy triste, preocupada, siento que somos muy vulnerables y nada va a mejorar, es inevitable el contagio.